Dominada
Fecha: 05/04/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: PobreCain, Fuente: CuentoRelatos
... alguien, desconozco si por el verdugo o quizás el propio Marcos, que a fin de cuentas si que sabia a donde nos dirigíamos cuando me trajo aquí.
Unas pinzas en los labios vaginales empezaron a darme algo de miedo, no por mi seguridad que tenia asegurada por la presencia de Marcos, lo que me preocupaba era que tal vez no fuera capaz de resistir lo que fuera que hicieran con ellas, mis dudas se disiparon cuando una serie de cortas descargas eléctricas comenzaron a alternarse entre el consolador metálico que tenia en el culo y las pinzas de mis labios vaginales. Cada vez parecían más largas e intensas, me retorcía como una culebra pero mis movimientos estaban limitados por las ataduras. Entonces el verdugo me hablo otra vez.
- Por hoy dejaremos los aparatos y pasaremos a otra actividad si le parece bien, mañana si así lo desea será su acompañante quien se encargue de esta parte con mi supervisión.
Asentí y apreté una vez el pulsador para comunicarle que le había entendido. Me puso vertical y después procedió a desatarme tanto las manos como los pies, a continuación me saco la capucha y por ultimo me saco la mordaza, en realidad no habría hecho falta pues en ningún momento intenté gritar, pero supongo que es parte del protocolo.
Estaba desnuda ante el monje y Marcos, entonces me preguntó de forma muy directa.
- ¿Es cierto que en alguna ocasión ya le han hecho esta pregunta?
- ¿Te gustaría que fueran varios los tíos que te la metieran por todas partes?
- Y más ...
... importante, ¿sigue pensando de igual forma? De ser así solo asienta y espere.
Me quede sorprendida pero expectante. Asentí y esperé sin saber muy bien que es lo que sucedería a continuación, lo cierto es que estaba bastante cansada, pues si bien no había estado más que una hora y media atada en las argollas se me había hecho cortó pero intenso. El monje había sacado su propio pulsador y lo había empleado, vi entrar a varios monjes todos ellos corpulentos, el verdugo me acompaño hasta la tabla de planchar y después de manipularla quedó casi vertical y un poco inclinada hacia atrás, entonces reparé en una especie de asiento en medio y unos pequeños soportes a los lados.
A una señal suya, tres de los monjes se despojaron del hábito mostrando unas tremendas erecciones, uno de ellos se sentó en la improvisada silla y se recostó en la tabla, dos de los que conservaban el habito me sujetaron por los brazos y piernas y como si fuera una pluma me depositaron de espaldas a él encima de su cipote que se abrió paso camino de mis entrañas, estaba más que lubricada y abierta por efecto del consolador eléctrico, no intente librarme de la presa que me hizo y simplemente me deje hacer. Sus manos se apoderaron de mis doloridos pechos, pero los pezones reaccionaron de inmediato, erguidos como los de una quinceañera con mucho frio.
Otro de los mocetones, se aproximó de frente y comenzó a pasearme la polla por los alrededores del mojado coño, estaba deseando que se dejara de monsergas y ...