1. Infidelidad en Nochebuena


    Fecha: 06/04/2024, Categorías: Infidelidad Autor: CVerarde, Fuente: CuentoRelatos

    ... de mi pareja, mi cansina cuñada, que, entre eufemismos baratos, reunidos en la sala de estar, no se cansaba de recordarme lo poquita cosa que era al lado de su hermano.
    
    —No la escuches, Livy, por favor, no la tomes en cuenta —me susurraba mi novio.
    
    Lo peor es que esta clase de ofensas, clasistas y racistas (pues se creía de una clase superior a la mía) no eran eventos nuevos, sino que se remontaban a inicios de mi relación con Jorge.
    
    Las palabrerías ofensivas continuaron en la mesa, previo a la cena de navidad, burlándose de mí, humillándome; ofensas a las que yo, para sorpresa de todos, después de tantos años, le respondí por primera vez con la misma acritud con que ella las dirigía a mí. Nuestros dimes y diretes fueron tan intensos y cada vez más crecientes, que seguramente Aníbal, en un oportuno intento de evitar una confrontación, se puso de pie, proponiendo el brindis que antecedía a la cena, diciendo:
    
    —Bueno, pues yo iré por las botellas, que es tradición que el anfitrión vaya por ellas.
    
    Y como mi odio hacia Raquel y mi rabia hacia Jorge, que no dejaba de mirar a «Renatita», a la que mi cuñada no perdía la esperanza de emparentarla con su hermano, era tan abundante, no perdí la oportunidad de cometer el peor error que pude haber propiciado esa noche, cuando dije en voz alta:
    
    —Le acompaño, Aníbal.
    
    La cara de mi concuño fue primero de sorpresa y luego de victoria. El resto de miradas se posicionaron sobre mí cuando Aníbal se acercó a mí, y con ...
    ... caballería me recogió del brazo y me llevó consigo hacia una ante sala que estaba lo suficientemente alejada para huir de aquella sordidez, pero lo suficientemente cercana para oír a lo lejos sus murmullos.
    
    Cuando pude me solté de su brazo y avancé hacia adelante, rumbo a una puerta de madera que tenía grabada la palabra «Vinatería.»
    
    De una forma mucho menos descarada pero igual de morbosa, sabía que el cuñado de mi novio miraba mis nalgas, y, pensando en ello, contonee mis caderas de forma más sensual, abrí la puerta y me introduje en el saloncito decorado con madera de caoba.
    
    Al entrar había un sofá de cuero en armonía de la decoración, y en el fondo estaba una barra/vinoteca, semejante a la de aquella casa, sobre la que habíamos fornicado como conejos. Me detuve en el centro de la estancia y pronto sentí una poderosa dureza procedente de la entrepierna de Aníbal, quien se acercó a mí para quitarme el abrigo;
    
    —Te está asfixiando, mi pequeña —me dijo.
    
    Y yo me estremecí, e involuntariamente eché mi culo hacia atrás para sentir aún más su erección, y él suspiró.
    
    —¿Estás bien? —me preguntó, posicionado detrás de mí—. Te noto tensa.
    
    Meneó la cintura y me siguió restregando su poderoso bulto.
    
    —Só… lo… un poco ma… reada —simulé un vahído.
    
    —Jorge me comentó que habías estado un poco estresada —me dijo en un susurro violento, con sus labios pegados a mi oreja derecha.
    
    —Ansiedad… cr… eo —me diagnostiqué, aplastándole mi culo con suaves movimientos sobre su ...
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