1. Disfrutando de un vecino mirón junto a mi sumiso


    Fecha: 09/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    ... te acercaste para limpiar mis orgasmos, pero te agarré la cabeza y te dije:
    
    “No, mi amor. Se lo ha ganado nuestro amiguito, ¿no te parece? Me ha hecho disfrutar muchísimo, y quiero regalárselo a él. Vete al baño y prepara el jacuzzi. Iremos para allá en un ratito. Cuando esté todo listo, te quedas de rodillas esperándonos”.
    
    Afirmaste, visiblemente dolido por no poder limpiarme, pero obedeciste sin rechistar. Adoro tu obediencia, te ordene lo que te ordene. Ulf estuvo limpiándome con su lengua un buen rato, y a punto estuvo de provocarme otro orgasmo. ¡¡Estaba tan sensible y tan excitada!! Cuando me pareció que ya era suficiente, le cogí del pelo y me puse de pie a su lado. Intentó besarme, pero le esquivé, y le dije que nada de besos. Como compensación, le agarré suavemente de los huevos y le traje conmigo hasta el baño, donde estabas esperándonos de rodillas.
    
    Nos metimos en el jacuzzi y te pedí que nos trajeras dos copas de vino blanco de la nevera. Al volver te encontraste con su mano en mi entrepierna otra vez. Apretaste la mandíbula y nos entregaste una copa a cada uno. Te ordené que nos enjabonaras a los dos y fue lo que hiciste, con una cara que te llegaba hasta el suelo. No me gustó verlo, y agarrándote el pelo te di una sonora bofetada con todas mis fuerzas.
    
    Te quedaste quieto. Apretaste la mandíbula y me miraste con fuego en la mirada. Volví a pegarte. Instantáneamente bajaste la mirada, pero volviste a subirla con prepotencia y un toque de odio. Volví ...
    ... a pegarte otra vez. Y otra. Y otra. Cada vez que te pegaba volvías a mirarme con fuego. No dabas tu brazo a torcer, y decidí que era más que suficiente.
    
    “Ulf, go away from the shower”
    
    “Pedro, seca a Ulf y cuando hayas terminado quiero que vayas al salón y te pongas a cuatro patas en el sofá”
    
    Lo hiciste, pero tenías la mirada perdida. Sabías que me habías retado, y además lo habías hecho en público. Pensaba hacértelo pagar de un modo u otro. Con movimientos furiosos salí del jacuzzi, apuré la copa de vino y después de secarme abrí el baúl de juegos. Al rato apareciste en el salón y sin decir nada te colocaste a cuatro patas en el sofá.
    
    Me acerqué a ti y te coloqué una mordaza con polla en el interior. Eran apenas 10 cm, pero más que suficientes para que te provocaran arcadas constantemente. Pensé que era un buen comienzo. Después até tus manos entre sí, y las conecté con tus tobillos, de modo que tenías que sujetarte con la cabeza sobre el sofá para no perder el equilibrio. Pero poco me importaba. Estaba furiosa y no pensaba en cariñitos para ti. No después de la forma en la que me habías retado. Zorra estúpida.
    
    Me coloqué el arnés y ajusté el dildo más grande que teníamos en Benalmádena. Sin ningún cuidado entré en ti y comencé a follarte con violencia. Tus gemidos quedaban ahogados por la mordaza y pude escuchar varias arcadas mientras intentabas respirar. De hecho vomitaste algo sobre el sofá, pero no pensaba parar. Estuve follándote hasta que no pude más. ...
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