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Tratando de buscar una salida (cap. 1): William
Fecha: 18/05/2024, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
... un momento acariciando su miembro, él lo tomó con la mano y con la otra acercó mi cabeza para que empezara a tragarla. Aquel primer contacto me pareció raro, no me había visto yo chupando su pinga, pero tenía un sabor inconfundible, tenía que abrir demasiado la boca para poder tragar hasta la mitad. No me había imaginado allí sentado en la cama delante de él, mamado. - ¡Mira en el espejo como mamas! Era cierto, allí estaba el espejo de la cómoda donde nos veíamos los dos. Estuvimos un rato mirándonos hasta que William me hizo levantarme y me bajó el pantalón y el calzoncillo, me dio la vuelta y empezó a lamerme el culo. Agarraba mis nalgas y las abría y pasaba su lengua provocando el mejor de los placeres. Empezó a escupir mi culo y me puso la pinga en él, empujó para meterla, me hizo casi gritar. Sentí un dolor terrible que me hizo estremecerme, él me dijo que aguantara un poco, pero no pude soportar, tuvo que sacar su pinga. Entonces nos desnudamos y nos tiramos en la cama, me besaba, me comía la boca, el cuello, sus manos no se apartaban de mis nalgas y mi dolorido ojete. Me decía al oído que tenía un culo muy rico, que había esperado mucho tiempo este encuentro. Me dijo que cogiera una crema que había en la mesa de noche, la cogí y empecé a untar en la pinga, él murmuró. —¡Coño!, qué apurado estás por tenerla dentro. Después nos volvimos a enfrascar en una lucha de besos y caricias antes de que empezara a meterme su pinga. El primer intento fue doloroso de ...
... nuevo, me sentía como me abría todo, intentó meter y sacar su polla, terminó poniendo más crema y esta vez empezó a entrar y aunque me revolqué algo por el dolor, en esta ocasión no la retiró. —Mira, mira, solo es la mitad. Me decía para que mirara, eso como me calmó algo y lo dejé hacer, siguió besando, acariciando y cada vez metiendo más y más su pinga en mí culo que no se dilataba tan rápido. Nos volvimos y me hizo sentarme en él, y estuvimos así abrazados besándonos, yo con mis piernas alrededor de su cintura y con todo aquella pinga dentro. —¡Ya ves, ya la tienes adentro toda! ¡Ahora eres mío! Empezó todo un remolino entre ambos, era todo un especialista en dar, propinar placer y al mismo tiempo recibirlo, en una de aquellos giros se salió, me levantó las piernas sobre sus hombros y empezó a lamerme el culo, después metía la pinga toda y volvía a sacarla para terminar metiendo de nuevo. Yo gemía de placer, de goce. Nunca antes había experimentado tal cosa, había leído bastante del tema pero en realidad, en vivo era otra cosa, era tanto el placer, el goce que ninguna palabra podría describir lo que se siente. Todo un remolino de sensaciones, lo que en un principio fue dolor o malestar se había convertido de pronto en algo que me daba gusto y me hacía gemir. William sabía bien qué hacer y cómo lograr que me sintiera en el cielo, no paraba de moverse, de acariciarme, de besarme y de murmurar cosas que iban desde lo más tierno a lo más grosero. Sus manos recorrían ...