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Tratando de buscar una salida (cap. 1): William
Fecha: 18/05/2024, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
... ambos. Un día desapareció Raúl, William me dijo que se había ido para el Norte en una lancha. No quise creerle, pensé que era una de esas mentiras para atraerse mi gracia, me dio un papelito donde había dos reglones. Era cierto, me había dejado. Me sentí mal, usado. Odié a todos, no puedo decir que era amor, pero ¿qué sentía? Fue un duro revés. A los dos meses William me dijo que tenía algo para mí, una carta de Raúl, fui a su casa. Una carta larga, llena de pasión donde me explicaba el paso que había dado, que estuvo pensando llevarme pero no había espacio, que no me olvidaría, que me quería y terminaba que deseaba que al menos a mi culo no le faltara pinga, "mi amor, ese culito rico es para singar y tienes que complacerme en eso, quiero que pienses en mí pero sigas singando". William no perdió tiempo, no diré que me violó, porque no me opuse, me hizo acostar, me desnudó y me singó así sin que yo hiciera algo por devolverle el placer que supuestamente me daba. Me singó dos veces, sentí que se venía, sus gemidos, la manera en que apretaba sus manos, dos veces sin salir de mí pero no estaba yo para ...
... esa fiesta, me sentía mal y sobre todo por aquella carta. Me quedé así quieto dejando que hiciera lo que le viniera en gana. William se fue a ver la tele, yo me quedé en la cama deseando que me tragara la tierra. Me quedé dormido por un rato o por unas horas, no sé cuánto tiempo. Me desperté cuando William con papel sanitario me limpiaba. —¡La leche se te sale, papo! Era cierto, las dos veces se había venido dentro por lo que era normal que saliera. Terminó y se acostó a mi lado abrazándome, mientras acariciaba mis nalgas peludas. —¿Me dejas singarte de nuevo?, me preguntó. —¡Sí, síngame, síngame cuantas veces quieras!, murmuré. Así lo hizo William, esta vez poco a poco comencé a sentir de nuevo un poco de placer mientras me singaba. Recuerdo que mucho después William se reía diciendo que era la mejor medicina que tenía para mí. Por eso quizá lo estimo mucho, me ayudó a salir del hueco en que había caído. Claro que salía ganando con mi situación porque volvía a ser yo quien se le entregaba sin protestar y si deseaba que fuera de alguno de sus amigos, yo no protestaba tampoco, me entregaba.