El calvario de Luciana (12)
Fecha: 20/10/2018,
Categorías:
Gays
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... angustia, en el dolor físico y en un intenso y oscuro placer masoquista. Elba la tomó como quien alza un paquete y la echó sobre el camastro para después abandonar la celda y cerrarla puerta con doble vuelta de llave.
Al final del pasillo se encontró con Luisa:
-Ya sabés la orden de la señora: hay que tenerla en ayunas y llevársela mañana a las diez de la noche a su dormitorio.
-Sí, señora Elba, no se preocupe.
-Acabo de castigarla por el escándalo que armó y la dejé en la celda con pinzas en los pezones y amordazada, así que ya no va a gritar.
-Bien, yo voy a echarle un vistazo de vez en cuando.
-Perfecto. –dijo el Ama de llaves y dio por concluido el diálogo para dirigirse al encuentro de Emilia e informarla sobre lo ocurrido.
……………
Esa noche, a las diez, la proxeneta recibía en el saloncito al juez F y a su mujer, la viciosa señora Eloísa, ambos ansiosos por disfrutar de la nueva y bellísima putita de la mansión.
-¿Mucho trabajo, mi estimado señor juez? –preguntó Emilia luego del primer sorbo de café.
-Ay, mi querida señora, muchísimo, realmente, no imagina usted cuánto deseo que llegue por fin la feria judicial. Pero no hablemos de trabajo, Emilia, déjeme que la felicite por ese bomboncito que ha conseguido. Si las fotos no mienten es la niña más hermosa que ha tenido.
-Las fotos no mienten, su señoría. –dijo la proxeneta con una sonrisa. –Esta cachorra es realmente carne de primerísima calidad. Usted y su respetabilísima esposa van a ...
... quedar más que satisfechos.
-Nunca nos ha defraudado, Emilia, de manera que no dudamos de que será así. –contestó el juez mientras la proxeneta pensaba en Graciela.
Llamada por la proxeneta acudió Luisa, para conducir al juez y a su esposa a la habitación de Luciana. La putita había sido preparada convenientemente por la mucama. Una enema, una ducha prolongada y exhaustiva y por último un baño de inmersión con sales perfumadas. Ahora, a la espera de los clientes de esa noche, yacía desnuda en la cama cuando el juez y su esposa entraron en el cuarto. Luciana dirigió hacia ellos sus ojos apagados y ladeó después la cabeza. El juez y su esposa quedaron por un instante paralizados ante esa bellísima escultura de carne que tenían ante ellos. El juez tomó del brazo a su mujer y ambos avanzaron para detenerse cada uno a un lado del lecho, contemplando con miradas codiciosas ese cuerpo perfecto al que iban a acceder.
-Parate, putita, queremos verte toda. –ordenó el juez y esa orden activó en Luciana la consigna de obediencia. Salió de la cama y quedó de pie en la pose que le había sido enseñada por Emilia, con las manos en la nuca, la cabeza gacha y las piernas juntas.
De inmediato la vieja rodeó la cama y cuando estuvo a espaldas de la chica le puso ambas manos en el culo:
-¡Ay, ay, ay, jamás he sentido una cola tan dura, tan firme! –gritó,
El juez lanzó una carcajada y con ambas manos en las tetas de Luciana dijo:
-¿Y qué me decís de estas ubres, Eloísa?
-Sacá ...