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Basilia
Fecha: 19/05/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... se usaba en las aldeas para las friegas, para el dolor de muelas... Y para coger tal borrachera que quien la cogía caminaba para atrás cómo los cangrejos. -¿Aquí? -No, en mi cama. Basilia quería seguir follando y yo seguía empalmado, así que le dije: -Tú mandas. Se dio cuenta al momento. -¿Ya te pasó el pedal? -Casi. La habitación de Basilia era de lo mas normal. Tendría unos cuatro metros por cuatro, en los que había una cama con la cabecera y la parte de atrás de roble y un armario y dos mesitas de noche del mismo material, un crucifijo encima de la cabecera de la cama, unas cortinas de flores en la ventana y una alfombra pequeña al lado de la cama. Basilia entró en la habitación con una botella de aguardiente en la mano. A morro, le echo un buen trago. La bebía cómo si fuera agua. Me dijo: -¿Un trago antes de quitarme el punto? Se lo eché, uno pequeño. Nuca tal cosa hiciera. ¡Qué petardazo cogí! Se fuera macho man después de los efectos del vino y apareció el chulo putas. -Échate, cordera, échate que vas a saber lo que es bueno. Basilia se echó boca abajo sobre en la cama. Me olvidé de que tenía que darle friegas. Le separé las piernas, le levanté el culo y le lamí el coño, el periné y el ojete. Basilia, me dijo: -Ya me pasó el punto. Paré, y le dije: -Uyuyuyuy. Me parece que eres una zorra de mucho carallo. -Puta, soy ...
... una puta, picha brava. Me puse en plan Bogart. -¡A mí no me des cera que te rompo el culo! -¡Rompe, maricón! -¡Ni me insultes, cabrona! La nalgueé con tanta fuerza que me dolieron las manos. -¡¡¡Plassssss, plasssss, plasssss, plasss...!!! A Basilia le iba la marcha. Se puso a cuatro patas y me insultó: -¡Chupa pollas, maricón de playa! Le clavé la polla en el culo de un golpe de riñón. -¡Toma y disfruta, puta! Entrara cómo si nada, apretada, sí, pero cómo en un coño poco follado. Se cachondeó de mí. -¡¿Me metiste algo en el culo, enano cabrón?! Le di duro, pero duro de verdad, y cuanto más duro le daba más me insultaba. ... ¡Violador de cabras, medio metro, come mierda...! De repente, se calló, levantó el culo, y de nuevo temblando y gimiendo se corrió cómo una loba en celo. Esta vez los jugos de su corrida hicieron una charca sobre la sábana blanca. Nada más acabar se puso boca arriba, y me dijo: -Eres un máquina, aunque no sé si serías capaz a hacer una cosa. -Yo hago lo que sea, pequeña. Retar a un chaval borracho que se cree un mil hombres es jugar con fuego, Basilia lo sabía y se aprovechó al decir: -¿A qué no eres capaz a hacerme correr con tu lengua? Con voz chulesca, le dije: -¿Cuántas veces dijiste que te querías correr? -Tu dale, que si eso... Ese día no pinté, Basilia tenía otras prioridades.