1. Con la sorpresa dentro


    Fecha: 30/05/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... involuntariamente, como si no controlara su propia mano ésta manipuló tal apéndice de adelante a atrás, y se maravilló de su grosor y de su endurecimiento conforme ella lo manipulaba.
    
    La vergota se erectó y la tiesa carne maravilló a mi mujer. Como retomando consciencia de que aquello era parte viva de Antoine Maly subió la mirada al rostro del negro hombre con vergüenza, sin embargo éste le sonrió. Maly sintió tal seguridad y confianza que le correspondió en la sonrisa. Lo demás ya se lo imaginarán.
    
    “Y luego tú, en tu estado”, le decía Maly a Estelita mientras veía admirada como su amiga toleraba las rudas arremetidas que aquel negrazo vigoroso hacía contra el menudo cuerpo que tenía delante.
    
    Estela no contestaba pues lo único que podía emitir eran gemidos, como producto de las rudas intromisiones a su cuerpo.
    
    No obstante,
    
    “¡Pero... ¿Y tu bebé?!”, insistió mi esposa.
    
    “El bebé estará bien”, Estela dijo con cierta dificultad, apenas pudiendo expeler las palabras entre cada empellón que recibía duramente desde atrás. La mujer prefería gozar antes que pensar en la salud de su producto.
    
    No sé cómo mi mujer no huyó de allí en ese momento, luego de ver lo tolerado por su amiga. En vez de eso fue testigo y luego...
    
    “Maly ven aquí, vamos, ven aquí”, le dijo Estelita a mi mujer animándola a acercarse a la erecta verga que para el momento ella tenía entre manos.
    
    El hombre echado en la cama se dejaba manipular del falo en un break con el fin de descansar por ...
    ... un momento del ayuntamiento.
    
    “Está caliente”, dijo mi esposa al tenerlo en su mano nuevamente.
    
    “Pero bésalo Maly que una cosa así no la tienes frente a ti todos los días”, le dijo Estela animándola a interactuar con el pedazo de carne viva que en ese instante latía entre sus dedos.
    
    La mano de mi cónyuge se movió de manera automática de arriba abajo acariciando el fuste que sujetaba, al cual, sonriendo nerviosamente, dirigió sus labios con los que besó la cabezona punta.
    
    Para este momento yo no creía que mi mujer hiciera todo esto sólo por estar borracha, o por querer embarazarse, para mí que lo disfrutaba. Y máxime lo digo porque luego:
    
    Maly por propia voluntad dio lengüetazos a aquella cabezona como si de una bola de helado se tratara. La amiga rio ante el atrevimiento de su compañera de aventura y se unió a ella en sus lamidas y caricias, ya que el falo era lo suficientemente grande para que ambas lo atendieran.
    
    Una y otra lo limaban con ambas manos restregándolo como nunca habían hecho con pene alguno. Deslizaban sus palmas una y otra vez por toda aquella gruesa largueza. Le sopesaban los grandes y pesados testículos contenidos en aquella talega de carne que sólo Estela se atrevió a lamer. Ésta se metió; no sin cierto esfuerzo; la cabezona punta del glande y tragó pescuezo, tanto como pudo, demostrando su natural lujuria de hembra descascada. Estaba casada, e iba a ser madre, pero no por eso dejaba de ser mujer, una muy lujuriosa, y esto lo demostró con ...
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