1. Mi odiosa madrastra, capítulo 4


    Fecha: 06/06/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... sorprendiera demasiado. Aunque, por otra parte, me preguntaba si este secreto suyo no tenía detrás otras cosas aún más turbias.
    
    — Preguntale si es gato Leoncio, de frente march —insistió Edu.
    
    — No le hagas caso —dijo Joaco—. Si le preguntás eso vas a quedar como un troglodita. La verdad es que la mayoría de las minas que venden packs, no son prostitutas.
    
    Tardé unos minutos en sacármelos de encima., hasta que por fin terminó la videollamada. Me tiré a la cama. Vi una vez más las fotos y los videos de Nadia, pero cuando sentí que empezaba a tener una erección, dejé el celular a un lado.
    
    Dejé pasar un rato, hasta que se hizo la hora del almuerzo. Nadia había preparado una ensalada.
    
    — Por qué mejor no me decís lo que me querés decir, así no seguimos en este silencio tenso —dijo ella después de un rato, cuando notó que la observaba con curiosidad y recelo.
    
    — Así que venís de una familia acomodada, y por eso podés mantener este departamento —comenté yo, recordando lo que ella misma me había dicho hacía apenas unos días.
    
    — Así que por ahí viene la mano —comentó. Aparentemente deduciendo lo que yo había descubierto—. La verdad es que no soy de mentir, pero supongo que sabrás que a veces es mejor hacerlo, para evitar conflictos innecesarios. Entonces ya te enteraste de cuál es mi trabajo…
    
    — Bueno, la verdad es que no estoy seguro. Sé que vendes tus fotos en internet. Pero no sé si vendés otras cosas —dije.
    
    — No seas tan básico como para insinuar que me ...
    ... prostituyo sólo porque viste algunas fotos donde salgo desnuda. Voy a terminar perdiendo el respeto que te tengo —respondió ella, con un tono que casi pareció un regaño.
    
    — Yo no hice ninguna afirmación.
    
    — Pero tampoco tenés la hombría suficiente como para preguntarme directamente lo que me querés preguntar.
    
    — ¿Sos una puta? —pregunté entonces, para cerrarle la boca.
    
    — No, no lo soy —aseguró ella.
    
    — Mis amigos van a estar muy decepcionados cuando se enteren —dije.
    
    — No serían los primeros. Te sorprenderías si te dijera la cantidad de dinero que me ofrecieron por pasar una noche con algún admirador.
    
    — A estas alturas, no me sorprendería nada —dije.
    
    — Bueno. Sea como sea, gracias a que me desnudo frente a una cámara es que podemos mantener este departamento —explicó—. Cuando lo vendamos ya vas a poder agarrar tu parte y hacer lo que quieras. Pero mientras vivas acá, espero que respetes mi forma de hacer las cosas.
    
    No me esperaba que se me diera vuelta la tortilla de esa manera. Nadia tomaba con completa naturalidad su oficio, y ahora resultaba que el desubicado era yo por cuestionar su manera de vivir. Además, tenía razón, si bien mis ahorros todavía aguantarían un poco más, la pandemia parecía haber llegado para quedarse, y en cuestión de unos días, o unas semanas como mucho, dependería de las dádivas de mi madrastra, situación por la que no querría pasar, pero si en todo caso sucedía, lo mejor era cerrar la boca. Si a mí me beneficiaba que ella se ...
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