1. La mamá de Joaquín, Cap 6


    Fecha: 10/06/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... yo.
    
    —¡No me vengas con esas boludeces! —grité, indignado.
    
    —No son boludeces. Joaco, hay cosas que no sabés de mí.
    
    —¿Qué cosas? —ella bajó la vista. —Mirame a los ojos. No hay nada que me haga dejar de quererte.
    
    —No quiero hablar más de eso. No te puedo decir nada. Sólo quiero que me digas si podemos seguir siendo amigos. Si me decís que no, se me va a romper el corazón.
    
    Agustina rompió a llorar. De repente pareció una niña. Me morí de ternura. Mi desilusión amorosa quedó opacada por el misterio que envolvía a esa chica a quien quería tanto, y a la ternura que me generaban sus lágrimas.
    
    —Claro que podemos seguir siendo amigos. Yo te banco a muerte.
    
    La abracé con más fuerza. En ese momento, mientras comenzaba a perderla como novia, me quedó claro lo mucho que la amaba.
    
    Volví a casa, solitario y apesadumbrado. No estoy acostumbrado a este tipo de rompimientos. Normalmente mis problemas amorosos consisten en que yo no me animo a hablarle a la chica que me gusta, o que la mina en cuestión terminaba saliendo con algún conocido. Era la primera vez que me empezaba a ir bien con una mujer que realmente me interesaba, y ahora todo había terminado.
    
    A pesar de esta situación, estaba seguro de algo: no dejaría en banda a Agustina. Estaría con ella cada vez que me necesitara.
    
    Rubén
    
    ¿Qué es un autómata? Yo soy un autómata. Un hombre que ...
    ... anda por la vida, actuando más por inercia que por voluntad. Un hombre que ya no puede darle ningún consejo útil a su hijo, ni satisfacer a su esposa. Mi vida anterior es como un sueño hermoso, que duele hasta el fondo del alma recordar.
    
    No merezco la preocupación de mi hijo. No merezco la culpa de mi mujer. Yo la abandoné antes de que ella me traicionara. Lo peor ¿o será lo mejor? Es que no me duele, más bien me libera.
    
    Escribí las dos cartas una y otra vez. Las hice un bollo y las tiré a la basura. Recién ahora encuentro las palabras precisas. Las escribo, tomándome mi tiempo. Uso el horario del trabajo para hacerlo. El edificio que cuido está en silencio a las dos de la mañana. Sólo se escucha el ruido de los autos deslizándose por la avenida. Autos y colectivos sombríos que me llaman.
    
    Leo las cartas una última vez. No están nada mal. Queda claro que no es culpa de ellos. Espero que lo entiendan. Van a sufrir, pero ahora también lo hacen.
    
    Dejo las cartas en el cajón del escritorio. Me pongo de pie. Camino unos pasos por el hall. Abro la puerta grande del edificio. Una brisa fresca me pega en la cara. Me paro en la vereda.
    
    Espero. Espero. Espero.
    
    A lo lejos veo el colectivo. Viene rápido. No se detiene en la parada. Doy dos pasos hacia adelante. La bocina suena fuerte. Mis ojos se ofuscan por las luces.
    
    No tengo miedo.
    
    Continuará... 
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