Mis odiosas hijastras (10)
Fecha: 08/07/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... cibercafé para dejarle un mensaje a Mariel. Aunque todavía no tenía en claro qué le pondría.
De repente Rita empezó a arañar la puerta. Era lo que solía hacer cuando olía que se acercaba alguien familiar desde afuera. Unos segundos después, Agostina Entró a la casa. La princesa de la casa pareció contrariada al verme solo en la sala de estar. Me costó un poco recordar el motivo. Teníamos supuestamente algo pendiente. Desde la mañana que yo quería concretar lo que había comenzado en el pijama party, debajo de las mantas. Después de lo sucedido con sus hermanas, eso parecía haber quedado años atrás. Pero ella habría de pensar que ahora, encontrándonos a solas, iba a intentar algo.
—¿Todo bien? —preguntó la princesa de la casa, ahora dándose cuenta de que mi expresión sombría no reflejaba nada bueno.
Estaba un poco despeinada por el viento. Pero aun así mantenía la pulcritud y elegancia que la caracterizaban.
—Todo mal —dije—. No me gusta que me manipulen. Ni que se rían de mí.
Agos no atinó a decir nada, al menos durante unos segundos. Luego se sentó en uno de los sofás individuales.
—Perdoname. Eso algo que hacemos por mamá —dijo al fin, seguramente viendo que negarlo era absurdo—. No me gustó hacértelo. Y no quería que esto se nos fuera de las manos. Se suponía que con lo de la cocina debería haber bastado, pero…
—Pero ¿qué? —la insté a responder.
—Pero después, en el pijama party… Bueno, no sé. Es que esta vez es diferente.
Otra vez con eso de que ...
... esta vez era diferente. Pero antes de que pudiera preguntar a qué carajos se refería con eso, escuchamos que las otras dos bajaban por la escalera.
—Reunión familiar —dijo Valentina, jocosa.
Las recién llegadas se sentaron en el sofá más grande. Ahí las tenía a las tres. Me vino a la mente algo que Valentina me había dicho hacía unos minutos. ¿De verdad pensaba que había podido seducir a esas tres adolescentes? Lo cierto era que mi imaginación había volado demasiado lejos, sin embargo, resultaba curioso que justamente fuera ella la que lo dijera, después de todo lo que había dejado que le hiciera en la habitación.
—Les voy a decir una cosa —dije, tratando de sonar con la mayor seguridad posible—. No me voy a defender. No voy a meter excusas. Estuve mal, sí. Me dejé llevar por la impotencia que me generó saber que Mariel me engañaba. Algo que fue cortesía de ustedes mismas. Fui un estúpido. Lo sé. Pero pónganse en mi lugar por un segundo. Un hombre con el corazón roto, que se acaba de enterar de que su mujer lo traiciona. Tres adolescentes hermosas, de las cuales dos no paraban de provocarme —respiré hondo y largué el aire. Esas palabras las había dicho de corrido, y ahora necesitaba unos segundos para pensar en lo que seguía—. SI es verdad que esto es un experimento de su madre, bueno, ya tienen los resultados. Ya le pueden decir que soy un idiota. Ahora mismo dejo esta casa —terminé de decir, con la sensación de que seguramente el discurso no me salió tan bien, ni ...