1. El gigoló se cruza con la travesti


    Fecha: 10/07/2024, Categorías: Transexuales Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... bajito, suave, acariciado su cabello y hombros con ternura.
    
    - Pero yo quiero más, lo quiero todo.
    
    - No seas ansiosa, no tenemos prisa y ya te lo he prometido. ¿Querrías follarme a mí?
    
    Intercalaba sus entrecortadas frases con lamidas a mi polla y gemidos de placer, pues de vez en cuando llevaba una mano a su polla y la acariciaba con suavidad. Se estaba volviendo a poner dura.
    
    - ¿Me dejarías?
    
    - Todo lo que desees cariño.
    
    - Y ¿Tú me vas a penetrar? Quiero que me hagas mujer, pero tengo miedo de que me duela.
    
    - Para eso está el lubricante. Vamos a hacerlo los dos. Solo disfrutar.
    
    Con la húmeda repasando mis genitales y la conversación estaba más que excitado.
    
    - Me voy a correr, cielo. ¿Donde quieres mi semen?
    
    - No voy a perderla. En mi lengua.
    
    Y así fue, siguió chupando hasta que me derramé en su boca. No se conformó y subió a besarme compartiendo mi lefa en un nuevo beso. Cruzamos las lenguas durante un rato sin dejar de explorar nuestros cuerpos en suaves caricias.
    
    Los dos queríamos más. Ella buscaba mi polla que con sus caricias y nuevos besos volvía a ponerse dura. Yo acariciaba su culo, deslizaba un dedo por su ano, empezando a dilatarlo. Sin prisa con ternura.
    
    Alcancé el lubricante y empecé a ponerlo con un dedo, luego dos abriendo su duro culito. Ella gemía.
    
    - Montáme tú. Así tendrás más control.
    
    Esparció más lubricante por mi rabo con su manita dulcemente. Haciendo que se pusiera más dura. Me tumbé boca arriba con la polla ...
    ... apuntando al techo.
    
    Su cadera parecía pequeña entre mis manos mientras la subía encima de mí. Con las rodillas a los lados de mi cuerpo fue bajando poco a poco el culo. Mi polla entraba despacio pero firme. En ningún momento se echó atrás.
    
    Los gemidos que salían de sus voluptuosos labios me indicaban que no le estaba doliendo y que le gustaba su primera vez.
    
    - ¡Ufff! Que rico.
    
    - Despacio, siéntela.
    
    Aproveché para acariciar su dura polla que apuntaba hacia mi cara. Pellizcaba sus pezones con suavidad. Pero no quería que se corriera, la reservaba para mi culo.
    
    Ella sí buscaba mi semen en su recto. No dejó de moverse arriba y abajo, sin prisa pero firme hasta que yo tuve mi orgasmo.
    
    Se derrumbó, cansada, sobre mi pecho besándome el cuello, los labios y hasta los pezones. Yo la acariciaba con ternura, el cabello, la espalda y hasta sus duras nalguitas.
    
    Su nabo duro estaba apretado entre nuestros vientres. Latía deseoso de descargar. Y yo quería que lo hiciera dentro de mí. Así que la levanté y me ofrecí. Quería ver si cara de vicio mientras me follaba.
    
    Me tumbé de espaldas y abrí bien las piernas, levantadas hasta mi pecho.
    
    - Te toca. Dilátame y lubrícame.
    
    Clavó dos dedos con un buen pegote del pringue en mi ano. Yo notaba como hurgaba en mi interior. Me encantaba la sensación, estaba gozando.
    
    - Venga póntelo en la polla y clávamela.
    
    Con una sonrisita perversa empezó a acariciar su recto mástil con el lubricante. Los pezones parecía que querían ...