1. Ainhoa, la policial local


    Fecha: 15/07/2024, Categorías: Hetero Autor: fernandobcn, Fuente: CuentoRelatos

    ... resto del día estoy impaciente, nervioso, mirando sin parar el reloj, deseando que lleguen las seis de la tarde.
    
    Me dirijo hacia su casa, a veinte minutos de distancia. Vive en un pueblo costero muy turístico, en una zona de apartamentos a cierta distancia de la playa, fuera del bullicio.
    
    Me abre la puerta, con una bata ligera de andar por casa, semiabierta en su parte superior y con sus sandalias playeras.
    
    Su apartamento es muy luminoso, la decoración muy pragmática, con lo justo y necesario. Con muebles tipo Ikea y algunos utensilios marineros colgando en paredes y techo.
    
    -Pasa Fernando y siéntate en el sofá. ¿Quieres algo de beber?
    
    -Una cerveza, gracias -estoy nervioso.
    
    Me siento en el sofá, se dirige hacia la cocina y al instante llega con una cerveza. Tal como me la da se sienta sobre mí, a horcajadas, con su bata abierta, mostrándome sus musculosas piernas y sus bragas de color malva.
    
    Mientras me mira a los ojos comienza a restregarse suavemente contra mi paquete, quedo hipnotizado mirando cómo, de sus bragas, sobresalen sus labios mayores con sus cadentes movimientos.
    
    Con su mano agarra mi barbilla y me besa, sacándome del trance, introduce la lengua hasta dentro, succionándola.
    
    Con mis manos agarro sus glúteos, duros y firmes a la vez que mis dedos palpan su húmedo sexo, mientras sigue frotándose contra mi paquete, totalmente abultado.
    
    Se pone en pie, me coge de la mano, llevándome hacia el dormitorio. Frente a la cama, seguimos ...
    ... besándonos, devorándonos, tocándonos todas las partes de nuestro cuerpo.
    
    Deja de besarme, me mira a los ojos y me empuja sobre la cama, quedando tumbado boca arriba. Se dirige hacia un cajón de la mesita y saca un par de esposas metálicas, brillantes.
    
    Me mira a los ojos, viendo mi asombro y desconcierto.
    
    -Tranquilo Fernando, tu déjame hacer a mí. Voy a ser un poco mala contigo.
    
    -¿Me vas a esposar?
    
    -Shhh, ya te he dicho que tú tranquilo. No te voy a hacer daño, todo lo contario.
    
    Me coge suavemente de cada una de mis muñecas, primero una y luego la otra, introduciéndome las esposas, cerrándolas, y dirigiéndolas hacia las barras laterales de madera de la cabecera de la cama donde las cierra, dejándome con los bazos extendidos.
    
    Vuelve al cajón de la mesita, saca un pañuelo de color rojo y dirigiéndose hacia mi rostro, me lo pone sobre los ojos, anudándolo tras mi cabeza.
    
    Esta nueva sensación de sentirme atrapado, sin visión, me produce gran excitación, acentuando el resto de mis sentidos. Me siento a su merced. Mi olfato se acentúa, apreciando su olor corporal y su sudor. Noto el calor que desprende todo su cuerpo, alrededor del mío, como si fuese un aurea de temperatura.
    
    Desabrocha los botones de mi camisa, dejándola abierta, y mi cinturón, bajando los pantalones, extrayéndolos por los pies. Me retira los calzoncillos, mientras mi pene erecto salta como si tuviera un resorte, mostrándose en su máxima expresión.
    
    Con sus manos acaricia mis pechos, erizándome ...
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