1. Mi hijastra me pidió que la volviera mi mujer


    Fecha: 23/10/2018, Categorías: Gays Autor: Vitor, Fuente: CuentoRelatos

    ... por el frente. La pequeña Anabella estaba sentada en mis brazos totalmente desnuda, mi mano volvió a las andadas entre sus piernas, ella ahora abrió un poco más sus muslos para yo tuviera más facilidad de alcanzar su panochita.
    
    La besé de nuevo en sus labios que me recibieron rápidamente, pero en un instante puse mis labios en sus tiernos senos, lamí toda la circunferencia y poco a poco fui cerrando el círculo hasta llegar lamiendo sus pezones que se erectaron al contacto de mi húmeda lengua. Anabella seguía gimiendo como una gatita en celo. Yo además le besaba el cuello, los hombros, las manos cuando me tomaba el rostro. No recordaba la última vez que había estado tan excitado, solo quería hacerla mía en ese momento, no me importaba el hecho de ser la hija de mi esposa.
    
    Mi mano siguió explorando su panochita, utilicé sus propios jugos vaginales para lubricar mis dedos y acariciar toda su parte íntima. La yema de uno de mis dedos jugó con la entrada de su vagina, lo deslicé un poco y Anabella se quejó, yo había llegado a la piel de su himen. Era cierto, es virgen pensé dentro de mí.
    
    La puse a un lado acostada en el sillón grande de la sala. Me quité la camisa, más no los pantalones, le abrí delicadamente las piernas y se las doblé hacia adentro, su rajita abrió los pliegues como una mariposa abre sus alas, su panochita era coloradita, bella, con labios delicados, pequeña, jugosa. Empecé a besar sus muslos primero, los chupé y lamí cada centímetro cuadrado de ellos. ...
    ... Anabella gemía cada vez más fuerte y movía su carita de lado a lado con los ojos cerrados. Mi lengua hizo un recorrido hasta llegar a su pequeño nido, chupé y atrapé sus pliegues vaginales con mis labios, sentí el sabor de su eyaculación, era agria pero sabrosa. Usando delicadamente mi dedos, aperturé sus labios vaginales para ver todo su íntimo panorama, vi la entrada de su panochita y su pulsante clítoris, la punta de mi lengua comenzó a pasar sobre la piel que recubre su clítoris, ella lanzó un gemido fuerte, luego lo atrapé entre mis labios y con la punta de la lengua dentro de mi boca comencé a darle pequeños toques a su clítoris.
    
    Anabella quiso huir de eso y puso una manita entre su rajita y mi boca, pero delicadamente retiré su mano y seguí comiéndole su coñito.
    
    -Así Juan así!! allí allí -decía sin control la pequeña Anabella. Toda la lubricación que emanaba del interior de ella, era suficiente para intentar desflorarla.
    
    Así que me separé de su coñito y la tomé cargada entre mis brazos, la llevé a mi habitación, allí estaríamos más cómodos, ella se relajó y me abrazó sabiendo que sus horas de ser virgen acabarían en pocos minutos.
    
    La acosté en mi cama, luego me quité toda mi ropa, hasta quedar en cueros, mi verga estaba súper erecta, ella la vio y sé que pasó por su mente la idea de que era muy grande y que podría dolerle. Me puse entre sus piernas y reclinándome sobre ella froté mi glande en toda su vulva, es decir la froté entre sus labios vaginales, su ...