1. Matrimonio convencional (II)


    Fecha: 22/07/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Ginjm, Fuente: CuentoRelatos

    Se llevaron a don Cosme, una vecina y amiga se quedó a cargo de Elvira.
    
    Estaba empapado de semen de mi vecino don Cosme, lo notaba cómo caía piernas abajo, rápidamente fui a mi casa donde me esperaba Bea, seguro que impaciente esperando noticias frescas, y tan frescas, pensé avergonzado. En cuanto entré le agarré la cabeza con ambas manos y comencé a besarla con una lujuria inusual, mi lengua invadía todos los rincones de su boca, mordía sus labios carnosos. Bea no salía de su asombro, se dejó llevar tras los primeros segundos de verse inundada por tanta pasión, el beso se fue convirtiendo en húmedo y guarro. Amasaba sus pechos por encima del camisón, notaba cómo se le endurecían los pezones, estaba excitadísimo, duro como una piedra. Finalmente, se las arregló para apartarme de ella apartándome con las palmas de las manos sobre mi pecho.
    
    -Ahhh, suspiró tomando aire, Pero, bueno, ¿pero, qué te ha dado? ¿Qué ha pasado ahí arriba? rio entre divertida y juguetona ¿Has bebido? Su voz sonaba alegre, intrigada y cachonda, alargó la mano para echarme mano a la polla, en ése momento me di cuenta que notaría la humedad de la corrida de Don Cosme, salté hacia atrás como un resorte.
    
    -NO, espera, Amor mío, Tengo muchas ganas de ti, pero déjame ir antes al aseo, ve a la habitación y espérame, tengo ganas de hacerte un hijo.
    
    -Hummm no tardes que me has abierto las ganas, dijo con cara lasciva mientras me daba la espalda para dirigirse a la habitación.
    
    En el WC me apresuré ...
    ... en quitarme la ropa manchada, metí el pijama en el fondo del cesto de la ropa sucia (mi mujer no tocaba ahí, eso era cosa de la señora de la limpieza), los pelos de mi zona genital estaban secándose, podía notar el almidonado, la piel de toda la zona y de las piernas por donde había caído la abundante lefa creó una fina película que parecía pegamento para los vellos, mojé una toalla y limpié las zonas con agua, todas excepto la polla (que ahora, comparada con la de Don Cosme, me resultó más pequeña que nunca aun estando en su máximo esplendor), estaba impregnada, casi parecía que estuvo sumergida en semen desde la base hasta el glande. Una morbosa excitación se me había apoderado, la dejé sin limpiar, por alguna inexplicable razón me excitaba la sensación de follar a Bea así. Me resulta inimaginable que algo así se me hubiera ocurrido antes de ésa noche, pero un potentísimo estremecimiento morboso me invadía, no podía ni quería parar, sencillamente era más fuerte que yo. Salí desnudo, con la polla apuntando al techo, mis 14 cm de longitud y 3 de grosor estaba en todo lo que daba de sí, una gota de líquido preseminal brillaba en la punta. Estaba preparado, hoy podría ser el gran día.
    
    Bea estaba tumbada en la cama, con el camisón arremangado hasta casi la zona genital, boca arriba, la pierna derecha estirada y la izquierda ligeramente flexionada por encima de la otra en la misma actitud de siempre, de recato, de doncella casta entregada al sacrificio de la concepción, ambos ...
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