1. Penelope, mi primera vez...


    Fecha: 24/07/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... veía, ella solo se reía. Es que hoy en día, todas andan con tangas diminutas, es lo normal, pero en mi época de antaño, ese tipo de lencería era una rareza solo para mujeres muy audaces.
    
    Y esa complicidad se hizo habitual, en charlas, en miradas, en insinuaciones, yo solo imaginaba idealizando a esa mujer, es que me llevaba no menos de treinta años, y para ser honesto, la figura de su marido, el parco Ordoñez, me intimidaba demasiado.
    
    Una tarde, a través de nuestras ventanas, la vería por primera vez en ropa interior, ella no lo notó, fue un descuido, fue evidente que había salido de la ducha, llevaba una gran toalla envolviendo sus cabellos, con solo un conjunto muy bonito de ropa interior en tonos de rosa, pasó hacia un lado, luego hacia el otro, fueron segundos fugaces que me dejaron notar la perfección de su cuerpo, pero fueron suficientes como para que me masturbara con furia.
    
    Poco después la historia se repetiría, solo que esta vez ella si lo notaría, vio que la observaba, y solo jugó a no verme, volví a masturbarme, solo que no me importó ocultarme, jugué el mismo juego, ella estaba recostada en su cama semi desnuda, fingiendo leer un libro, pero e verdad se divertía conmigo. No tardamos mucho en cruzarnos en alguna charla para que ella me dijera:
    
    - Mocoso, no te enseñaron tus papis que es de mala educación andar espiando a los vecinos?
    
    Ella llevaba la seducción en los labios.
    
    - Si, si me enseñaron, pero no me importa, yo nunca estuve con una mujer ...
    ... tan hermosa, bueno nunca estuve con una mujer.
    
    Fue lo único que supe decir, y hoy me quiero dar la cabeza contra la pared, es que en verdad soné tan estúpido, tan virgo. Ella se carcajeo sin pudor y me zamarreó de la barbilla como si fuera un niño de diez años
    
    Mis fantasías y sus insinuaciones iban de maravillas, pero no todo era perfecto en ese mundo, Ordoñez parecía no ser un buen tipo y era evidente cuando él estaba en casa, las discusiones eran moneda corriente, siempre escuchaba con angustia desde mi cuarto y hasta mis padres hablaban del tema, era constante, siempre, un día, todos los días. Creo que en general discutían por dinero, por espacios de poder dentro de la pareja, y problemas eternos de matrimonios que no se llevan bien.
    
    Y en ese entorno adiviné algo que era fácil de adivinar, una pareja en tal estado de discusión, seguramente no tendría mucho sexo, y por la forma en que se daban las cosas, Penélope me hacía percibir que jugaba conmigo los juegos que no podía jugar con su hombre.
    
    Esa mañana nos cruzaríamos de casualidad en el mercado, cambiamos palabras, me pidió si podía pasar por el departamento a revisar un electrodoméstico que tenía problemas, en esos días yo estaba estudiando electricidad domiciliaria y era un tanto conocido en el barrio por ganarme unos pesos extras haciendo estas changas.
    
    No perdería tiempo, regresamos, pasé a dejarle las cosas a mamá, tomé mis herramientas y en un abrir y cerrar de ojos estaba en su casa.
    
    Penélope tenía ...
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