El secreto de mi esposa
Fecha: 13/08/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: LSC, Fuente: CuentoRelatos
... fue hace meses y haciendo la clásica posición del “Misionero”, cada uno miraba para un punto fijo (Ella hacía el techo y yo en la pared) sin decir una palabra. Recuerdo perfectamente que ni siquiera llegué a eyacular porque corté abruptamente cuando en un momento me dijo: “¿Te falta mucho?”
Cualquier conversación o tema de charla derivaba en una pelea. Había escasa comunicación y para colmo, mala.
Mi cabeza estaba a mil y no sabía como seguir a continuación. Me fui a bañar para calmarme y durante la ducha, que por suerte me aclaró bastante las ideas, me propuse no ir al choque con mi mujer, sino tratar de investigar como había llegado a esto.
Me puse a revisar el Facebook, Instagram y otros posibles contactos, y no había ningún rastro por ningún lado. También revisé sus correos y nada.
Hasta que veo que Laura, en su perfil de Facebook, tiene una foto con el “amante” (Al que llamaremos Rubén de ahora en más). Rubén tiene entre 60 y 70 años, no tiene redes sociales y es un amigo de Laura.
Tenía que llegar a Rubén y no encontraba la manera, porque si yo le iba a preguntar a Laura, me iba a mentir seguramente, tratando de encubrirlos, así que esa primera opción quedó descartada.
Pasaban las horas y no me venía nada a la mente, solo maldiciones e insultos, hasta que se tuve un rayo de luz (Para algo me sirvió ver tantas películas de espías). Era una idea arriesgada y debía contar con la ayuda de G para llevarla a cabo, si no, se derrumbaba.
Agarro mi celular ...
... y lo llamo a mi amigo G y le cuento lo que se me ocurrió para poder “agarrarlos”. Mi idea consistía en colocar un reloj de pared, que tiene una cámara dentro (Específicamente en el segundo dígito del número 10) en el cuarto que se alojen momentáneamente. G me dijo que estaba loco, que lo podían echar si lo descubrían y a mí me iban a meter preso, ya que esta acción está penada por la ley. Luego de varios minutos de oír mis ruegos, súplicas y hasta un pequeño llanto; G accedió, ya que me conoce desde hace años y valora mi amistad.
Sin perder más tiempo, compré el reloj por internet e hice que se lo enviaran al hotel a mi amigo.
Ahora solamente restaba que mi mujer y su amante fueran al hotel, donde según lo planeado, G les iba a dar un cuarto, sin antes informarles que debían esperar unos momentos porque estaban tardando más de lo normal en terminar la limpieza y debería ir él mismo a chequear el porque de la demora, que sería el momento justo para colocar el reloj.
Según mi amigo, concurrían los martes o los jueves. Deberíamos esperar hasta la semana entrante, ya que esto lo pensamos y lo pusimos en marcha un viernes.
Me costó demasiado tratar de disimular, a más no poder, con mi esposa en mi casa, pero me serenaba diciéndome que tendría que tener paciencia para que funcione mi plan.
Todavía, muy en el fondo de mi ser, no quería creer que fuera cierto, pero las pruebas eran contundentes, lo que me generaba más angustia y rabia.
Llega el martes de la semana ...