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Infiel por mi culpa. Puta por obligación (6)
Fecha: 18/08/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... presto atención a su reacción. Mariana entre cierra los ojos y mueve la cabeza de izquierda a derecha, pero con la rapidez necesaria para, ante mi interrogación, negarse a creerme capaz de algo así. —Tú nunca lo harías… —Se le escapa débil la frase en alcoholizadas letras tras un corto sorbo del ardiente licor. ¡Un punto a su favor! —Eso jamás lo haría Melissa, yo no me perdonaría jamás lastimarte y convertirme en un maltratador como tú ex novio. Así que asumí que el silencio sería una mejor manera de hacerte saber, como de roto me habías dejado. De hecho, lo único que te desee interiormente, fue que pudieras ser feliz con… el tipo ese. Ya que junto a mí, al parecer no te era suficiente. Mariana y yo nos observamos enmudecidos en estos escasos metros cuadrados que fueron tiempo atrás, ocupados por compinches ojeadas, mimos y besuqueos, risotadas de complicidad y caricias premeditadas para fomentar posteriores encuentros sexuales, llenando de amor nuestro hogar. Y ahora cada uno ocupa su respectiva esquina, cual ring de boxeo. Tomamos aliento sin el agitar de la toalla, bebemos aguardiente en lugar de agua y fumamos apartados sin charlas sobre cómo proteger la quijada o la indicada manera de lanzar el próximo gancho al costado. Estamos perdiendo nuestra amorosa complicidad. ¿Quién iniciará el siguiente asalto? *** —Camilo… Ya que has aceptado verme y hablar, quiero decirte ante todo que te amo, que nunca he dejado de hacerlo. —En el rostro de mi esposo ...
... se dibuja una risita burlona, da media vuelta y bebe de una el resto de aguardiente. Se aleja hasta la entrada de la cabaña, de nuevo dándome la espalda. —Espera, espera mi cielo, déjame seguir. ¡Quiero pedirte que me perdones! Pero no solo una vez, ni dos o tres. Mil veces perdón, mi amor. Te lo pediré hasta el cansancio, hasta que tú puedas o quieras... —Quedo en suspenso y Camilo se detiene. Alza los brazos hasta aferrarse con ambas manos al travesaño de la puerta. Y renace en mis ojos, el conocido ardor tras tantas horas de llanto. —Pero necesito explicarte, contártelo todo y antes de volver a juzgarme, aunque estés en todo tu derecho de hacerlo y repudiarme, es preciso que sepas que no todo fue por mi maldita culpa. —Y se impregnan de húmedas congojas mis ennegrecidas pestañas. — ¿Pero de que me hablas? No comprendo Melissa. —Mirando al exterior, –donde aún permanecen recostados de espaldas al sol los dos alemanes bronceándose los culos. – le pregunto sin verle. Y en mi mente tintineando, aquella proposición de Rodrigo... ¡Déjala hablar, solo haz de cuenta que no estas enterado de nada! —No he regresado para mentirte. ¡Ya no, Camilo! Voy a ser lo más sincera posible, aunque la verdad nos duela. ¡Sí mi vida! No voy a ocultarte nada. Debo hablarte de frente, así que mírame… ¡Mírame cariño! —Le ordeno con firmeza y mi marido lentamente se gira, aprieta entre sus dientes el consumido pucho y en su mano derecha, apenas sostenida con dos dedos, la copa vacía. Me ...