Mi año sabático (3 - final)
Fecha: 19/08/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: RolandDeschain, Fuente: CuentoRelatos
... pene. El sonido de aplauso que hacían sus nalgas al chocar con mi pelvis aumentaba la velocidad en cada minuto. Sus quejas de dolor eran remplazadas por gemidos cada vez más claros.
La sensación de mi verga en su ano, era algo absolutamente nuevo y diferente a lo que había sentido antes. Era estrecho y rugoso. Áspero incluso con el lubricante. Cada vez que la penetraba, sentía como sus nalgas se tensaban y su ano se se cerraba alrededor de mi pene. Era una sensación deliciosa. Y a eso se le sumaba lo excitante que era tener a mi amiga con el culo en pompa, gimiendo y gritando.
Rebeca: Me vas a partir en dos cabron!!! - gritaba, pero sin el menor ademan de parar - Siento como se mueve dentro de mí!!!
mo de las penetraciones. Fue aumentado. Al igual que nuestros gemidos. Era imposible para mí controlarme. Sentía como el agujero de mi amiga se iba ensanchando.
Yo: este culo es mío Reb! - le dije inesperadamente. Agarrando fuerte sus nalgas para demostrar la posición - puede que el resto de ti se lo des a alguien más. Pero este culo de ahora en adelante es mío.
Supe de inmediato que mi actitud posesiva la excitaba. Porque liberó una de sus manos como pudo, y empezó a masturbarse con ella furiosamente.
Rebeca: Mateo!!! Me voy a correr! me corro! me cooorrooo!
Con una fuerza que nunca hubiera esperado de ella, me empujó, sacándome de su interior. Para luego, desplomarse sobre las sábanas como una muñeca de trapo. Vi como empezaba a convulsionar. Esta vez no ...
... temblaba. Convulsionaba como una posesa. Trataba de hundir la cara en el colchón para ahogar sus gemidos. Pero el resto de su cuerpo vibraba, se doblaba y movía sin su control. Pude notar el gran flujo de líquido que salía de su interior, a pesar de que se tapaba la vagina con una de sus manos, porque la cama bajo ella estaba empapada. Igual que la de una niña que se había orinado durante la noche.
Nunca la había visto correrse de esa manera. Durante todo este tiempo que llevábamos cogiendo, había tenido orgasmos intensos. Pero ninguno comparado con esto. Cuando terminó. Se quedó acostada en una posición poco natural. Entre fetal y relajada. La parte de su pecho que estaba apoyada en la cama, subía y bajaba. Al igual que su vientre que se hinchaba y vaciaba al ritmo de sus profundas respiraciones. Su cabello, húmedo, ahora no solo por la ducha sino también por su sudor, se pegaba y apelmazaba sobre su rostro y hombros. Y sus nalgas, y entre las piernas eran un desastre de fluidos.
Yo la contemplaba, más excitado que nunca. Tenerla así. En ese estado de excitación, y sumisión. Era delicioso. Creo que nunca había tenido tantas cagas de tener sexo con nadie. Era una mezcla de sensaciones confusa e inquietante. Distinguía la lujuria, la excitación, el éxtasis. Pero también había rabia, odio, agresión. Sentía que quería matarla con mi verga. Meter mi falo por todos sus agujeros y cogérmela de tal manera que su cuerpo quedará inservible.
Me acerque, sopesando la idea de ...