Me gustó por las gambas
Fecha: 20/08/2024,
Categorías:
Gays
Autor: Pardo, Fuente: CuentoRelatos
... todas las respuestas me gustaron. Cuando me escribía, no tenía dudas de lo que quería; se lo notaba un tipo amable, masculino, con las cosas claras. Y yo no quería quilombos en mi vida. Era el tipo con el que me quería encamar.
Nos pusimos en contacto por Telegram y me pasó algunas fotos más.
Yo estaba cada vez más convencido de que quería estar con él.
Las fotos del cuerpo estaban espectaculares.
Piel más clara que los trigueños, lampiña. Buenos pectorales, linda panza (muy poca, pero la suficiente como para excitar), unas gambas de futbolista impresionantes (que debo admitir que fue lo que más me impactó a primera vista), y una cola de película.
Su cuerpo era musculoso, natural porque no hacía gym. Tenía todo lo que quería. Y cuando me mostró la pija fue lo más. Se veía una pija hermosa, más oscura que su piel, simétrica, recta, gruesa.
Y la foto de cara, cómo describirlo. Ojos rasgados, marrones, de mirada profunda. Muy poco bello, pelo castaño, corto, prolijo. Un pendejo hermoso. Con las cosas claras.
Le mandé un audio para escuchar su voz. Y me contestó. Qué voz de macho. No se le caía una sola pluma. Hablaba tranquilo, como si nos conociéramos de toda la vida. Así de clara la tenía. Ya me lo imaginaba cogiéndome la boca y diciéndome que me la comiera toda.
Yo estaba como loco. Quería tocarlo ya. Sentirlo. Coger con él.
Pero él no estaba apurado. Y eso hacía todo más interesante.
El quería primero charlar, tomar una cerveza o un vino, ...
... conocernos... Y yo, que no tenía experiencia con tipos, no sabía si la ansiedad de estar con él me iba a permitir contenerme.
Luego de algunos intentos fallidos, por diferentes motivos, quedamos en encontrarnos.
El vivía en otra ciudad, y encima yo casado... Difícil lograr un encuentro. Pero yo estaba decidido a arriesgarlo todo por estar con él. Y si no pegaba onda, no me importaba, al menos lo iba a disfrutar mirándolo un poco en vivo y en directo.
Y llegó el día.
Me pasó la ubicación y me dirigí a su casa.
Me bajé del auto y él salió a abrirme la reja.
Salió como si nada pasara, con ropa deportiva, pantalón largo de algodón negro, de esos que se afinan en las piernas y marcan bien la cola (de los que tienen buena cola). Abrió la reja y me invitó a pasar.
Si en las fotos estaba bueno, en persona, no les cuento.
Me invitó a sentarme en un sillón frente al TV y me ofreció una copa de vino. Se puso a charlar, tranquilo, con un manejo de la situación increíble.
Yo ya sabía quién iba a mandar en esa relación. Ya sabía quién iba a coger a quién y quién iba a terminar con la boca o el culo lleno de leche.
Cuando se sentó al lado mío quería tocarle la gamba. Quería manotearle la pija. Pero él no hacía nada, solamente charlaba y tomábamos vino.
Y entonces pensé que tal vez yo no satisfacía sus expectativas.
Y de repente me besó.
Pero... a mí no me gustaban (sí, bien escrito está el verbo) los besos.
La puta, che. Que no podía creer lo bien que se ...