1. Todos quieren con Laura...


    Fecha: 23/08/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... Nosotros la esperamos… y cosas así.
    
    Jorge, el muchacho de color, estuvo con ella, protegiéndola del acoso masculino. Señores, ya fue suficiente, muchas gracias. Ya la dama terminó. Hay otras damas en celo, así que disfruten la velada. Todavía no acaba la diversión. Y así, poco a poco, el grupo de personas alrededor de ese sofá se fue disipando. Algunos permanecían, quizá, solo por ver el cuerpo desnudo de mi mujer, y el contraste que color de su piel blanca hacía con el de su compañero negro. Quizá otros esperaban que el muchacho la cabalgara otra vez. ¡En fin!
    
    Lo cierto es que, pasados los minutos, quedamos los tres solos, porque la turba de caballeros ya se concentraba en otros lugares donde apenas se iniciaba la acción. De ser actores principales, ahora fuimos observadores de lo que sucedía a nuestro alrededor y ahí sí, Laura, mi esposa, sin su venda, pudo ver la magnitud de la aventura a la que estuvo expuesta, pero no se inmutó. Por el contrario, se mostró muy agradecida con el muchacho, Jorge, que aún, pasados los minutos, permanecía junto a ella.
    
    Ella y el permanecían desnudos, así que le insinué que se vistiera, pero Laura no fue receptiva a mi seña y, aferrando y acariciando el pene de él, sugirió algo más. El hombre lo entendió claramente, así que allí, y sin pronunciar palabra alguna, se irguió frente a ella con su pene erecto y, abriendo con delicadeza sus piernas a ...
    ... los costados, volvió a penetrarla. Varias personas, la mayoría hombres, nos quedamos contemplando como aquel hombre taladraba sin recato a mí mujer hasta que, nuevamente, la hizo estallar de placer. Ese fue el cierre de la jornada.
    
    Después de aquello Jorge, nos indicó dónde estaba el baño de damas, instruyéndole que allí se podía bañar y arreglar. Y, que, si queríamos, podíamos continuar en el lugar porque ya no íbamos a ser abordados. Ya habíamos aportado lo nuestro y los muchachos se dedicaban a las parejas y mujeres nuevas, las que aún no habían tenido la aventura. Así que, después que ella se hubo bañado y arreglado, permanecimos un rato más como espectadores en aquel lugar, viendo ahora, desde otra perspectiva, cómo funcionaba aquello.
    
    Nunca antes habíamos tenido tal experiencia y Laura se mostró muy satisfecha y, viendo todo aquello, nuevamente excitada ante la posibilidad de repetir la experiencia en algún momento. Me enfoqué en mostrarle todos los penes que habían estado en su vagina y que aún andaban presentes por ahí, y que no dejaban de echarle una mirada. Había hombres de todos los gustos. Colores y sabores. Todos, en algún momento de la noche, habían centrado su mirada e interés en ella, que estaba, como perra en celo, dispuesta a recibir entre sus piernas a cualquier macho que le ayudara a bajar la calentura. Y, como ella misma dijo, valió la pena calmar la curiosidad. 
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