1. Nuevas experiencias en mi haber


    Fecha: 01/09/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Ishtar, Fuente: CuentoRelatos

    ... cama.
    
    Cuando está parado, él me advierte “¡No me la vayas a chupar!”, haciendo el tronco del pene hacia arriba, ocultando su glande en la palma de la mano. “No, pero te haré algo que no te han hecho” Me hinco y le envuelvo la verga con mis tetas (claro que me acuerdo de otros afortunados) para comenzar a hacerle una cubana. Pronto eyacula, dejándome una gruesa salpicadura de semen que escurre por mi pecho mientras Gerardo trata de sostenerse de la cabecera de la cama en tanto que su respiración se tranquiliza.
    
    No me cabe duda que éste ha sido uno de los mejores trabajos de ese tipo que he realizado. Me pongo de pie y le ofrezco el pecho preguntándole “¿Así si quieres probar…?” Me mira al pecho y niega con la cabeza. “Lástima”, digo y, mientras Gerardo se recuesta, me empiezo a distribuir el semen con la mano, principalmente en los pezones. Al poner la crema de mi marido en las aureolas pienso en la boca de José, y ya quiero ver la cara que pone cuando le diga, como Mar le dice a Bernabé: “Te traje tetas con crema”. Voy al baño a orinar esperando que se seque el semen que se ve como espuma.
    
    Regreso a la cama y Gerardo ya duerme. Me pongo a escribir esto. Mañana, al despertar, le haré la última ordeña. Le prepararé el desayuno para que parta a la escuela, donde debe estar temprano para los “Honores a la Bandera” y conmemore el natalicio de Juárez. Guardo la máquina y sé que al regresar de retozar con José terminaré de escribir esta aventura.
    
    Todo salió como debía ...
    ... ser. Al irse mi marido, le hablé a José para decirle que iba a verlo y, aunque fuera día de San Benito, yo iría a festejar a San José. Advirtiéndole que estaba como me había pedido.
    
    Al llegar con José, me recibió en bata y después de besarme me llevó a la recámara para desvestirme. Se deshizo de la bata y quedó, deslumbrante una vergota enorme “¡Ay, papasito!” dije tomando ese tolete maravilloso que me recordó al de mi padre, ¡cómo me hubiera gustado haberlo hecho con papá!, no lo niego, pero nunca me atreví a dar el paso...
    
    –No me vas a engañar, esto es porque tomaste tus pastillitas azules –dije.
    
    –Claro, te las mereces, Estrellita –me contestó José, llamándome “Estrellita”, como me llamaba mi padre, y creo que ninguna vez se lo había mencionado a José.
    
    –De regalo, te traje a mí, llena de amor que recogí para tu gusto –y José me bajó la pantaleta olfateando profundamente mi cuca–. Además, te traje “tetas con crema” –le dije ofreciéndole mi pecho, que aún conservaba varias escamas de la leche que me unté.
    
    José se puso a mamar, metiéndome los dedos entre mi mojada entrepierna; subió el aroma del perfume de mi sexo. Me limpió una teta y siguió con la otra, ¡obviamente, además de mi olor a jaiba, olía a semen al contacto de la saliva! Yo envidiaba a José, pues pocas veces, y muy furtivamente, puedo saborear la eyaculación de mi consorte. “Bésame”, le pedí cuando terminó de mamar, y saboreé en la boca de José el amor de mi marido.
    
    Nos acostamos formando el “69”. ...