1. Siempre estaré para ti, Marian (9)


    Fecha: 04/09/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: WadeHolden, Fuente: CuentoRelatos

    ... mirábamos a los ojos, como dos personas que se quieren de verdad. La notaba más alegre que en los últimos meses y se lo hice saber:
    
    -Marian, te encuentro más compuesta que en los últimos días y eso me alegra mucho. Quiero que sepas que me siento feliz de estar aquí contigo. No cambiaría estos momentos por ningún otro, con nadie.
    
    -Gracias, mi amor. Yo tampoco lo cambiaría. Aquí estoy con la persona que más amo en el mundo. Yo lo planeé así. Quería estar contigo, con nadie más. Y sé que lo vamos a disfrutar. No sé qué va a pasar cuando regresemos a Caracas, a la rutina, pero eso ya será asunto del próximo año, éste lo vamos a terminar de forma deliciosa. Cuando nos vayamos de aquí, no vas a poder ni caminar normalmente, te lo prometo. Jejeje.
    
    -La verdad, no me molestaría en absoluto. Y prepárate, porque tú tampoco vas a salir de aquí en muy buen estado, eso te lo prometo yo también. Jajaja.
    
    Fueron 12 días de ensueño, de felicidad, poder disfrutar de Marian en plenitud de condiciones, hermosa, sensual como siempre. Hicimos el amor a diario, con pasión. También follamos como salvajes, cosa que cada vez le gustaba más. Yo no sabía si al regresar a Caracas las cosas seguirían a más, temía que volviéramos a las andadas, a que se acabara por aquello de los prejuicios, que me pidiera cordura. Pero mientras estuvimos en el Páramo, no hubo momento en que no la disfrutara. Dormíamos abrazados, nos bañábamos juntos, hacíamos el amor en la cama, en el sofá, en ...
    ... la ducha, en el yacusi, parados, sentados en una silla. Para el 31 de diciembre, le pedí paz y tranquilidad porque estaba desollado, el pellejo del glande me ardía. Ella, a su vez, me pidió que no le diera más por su colita, por dos o tres días, porque también estaba desollada. Nunca en mi vida había sido tan feliz como entonces. Pensaba yo, que porque dos personas que se amaban intensamente como nosotros, no podían tener derecho a ser felices, abiertamente. ¿A quién le hacía daño nuestra felicidad?
    
    Llegó el día del regreso y salimos temprano, para hacer el viaje de una sola vez, sin escala. Pero llegando a Caracas, me pidió que tomara la carretera Panamericana, para hacer una parada técnica en un hotel muy famoso del sector, para echar un polvito de despedida…
    
    -¿De despedida? – pregunté ansioso.
    
    -Si, mi amor, ya sabes, cordura…
    
    -Pero, ¿vamos a seguir con eso? Marian, nos amamos, a nadie le importa lo que tú y yo hagamos en la privacidad de nuestra casa. No te entiendo… No estoy de acuerdo. Sabes que te amo, que eres el amor de mi vida, la persona más importante para mí. ¿Por qué me haces esto? No, no voy a parar, no habrá ningún polvito de despedida. Al llegar a casa, me regreso a mi apartamento. – por primera vez en mi vida le dije que no a algo que Marian me pedía…
    
    Ella no dijo nada, bajó la cabeza y así llegamos a casa. Sin mediar palabras. Al poco rato, con una maleta llena de ropa, me fui a mi apartamento de soltero. Ella se quedó llorando… 
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