1. Mi semana de castidad cada mes


    Fecha: 07/09/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    ... pensarlo, llega el segundo golpe, esta vez en mi nalga derecha. Siento que me ha abierto la piel y emito un grito que se ve ahogado por la mordaza. Desde ese momento, los impactos del látigo se repiten rítmicamente, hasta que notas que me están temblando las piernas y paras.
    
    Te acercas por mi espalda despacio. Siento tu pecho desnudo sobre mi espalda y eso me reconforta. Con calma me das un beso en el cuello… muerdes mi oreja, pero inmediatamente te echas para atrás y siento que tu strap está empujando en mi culo. Está mojado con mi propio preseminal. Te gusta follarme lubricándome con mis propios fluidos, igual que te gusta follarme el culo cuando me he corrido, empapando el strap con mi propia leche.
    
    Enseguida el strap se pierde dentro de mí. Apenas puedo moverme, pero noto que tu respiración se acelera al ritmo de tus caderas. Cuántas veces he pensado cómo se puede embestir con esa fuerza siendo tan pequeña, pero no es el momento de reflexiones, sino de apretar la mandíbula y ofrecerte mi culo, así que, en un gesto que te encanta, dejo mi cuerpo soportado con mi pecho en la silla, dirijo los brazos atrás y abro mi culo para ti.
    
    “Zorra. Eres deliciosa… me vuelves loca”
    
    Y aumentas la velocidad y la profundidad de las embestidas. Intento follarme el strap, pero precisamente me has colocado así para que no pueda hacerlo… aunque lo intento frustrado. Me gusta retarte y mirarte mientras mi culo se folla tu dildo, y no al revés… pero apenas puedo moverme, y termino ...
    ... rindiéndome… dejando los brazos lacios en el suelo y mi cuello colgando hacia abajo. Llevas más de cinco minutos empujando sobre mí, y te das cuenta que no puedo más.
    
    “¿Ya te rindes bonita? ¿Quieres que pare acaso?”
    
    Giro mi cuello hacia atrás y te miro con ojos de orgullo. Sabes que no me voy a rendir y, haciendo un esfuerzo, vuelco a colocar mis manos en mi culo y vuelvo a abrirlo para ti, ofreciéndotelo. No tardas ni cinco segundos y tu strap entra violentamente en mí, provocándome un grito tenso, y moviendo la silla varios centímetros hacia delante. Desde ese momento, las embestidas se suceden… cada vez más rápido, cada vez más fuerte… y siento que voy a desmayarme, porque el ritmo y la profundidad de las embestidas es realmente intenso.
    
    Ahogo un grito en la mordaza y me dices que no me entiendes, pero que recuerde que si no puedo hacerme entender, la palabra de seguridad también tiene un gesto:
    
    “No veo que cruces los dedos, así que voy a seguir… quiero hacerte llorar, bonita”.
    
    Siento el cansancio del viaje, las noches durmiendo poco, las reuniones interminables y el peso de mi error. Soy consciente de que te he decepcionado, y eso duele más que cualquier cosa. Siento tu silencio y no me gusta. Eres cualquier cosa menos callada, y el hecho de que apenas te hayas dirigido a mí para darme órdenes concisas, me deja un mal sabor de boca.
    
    Entonces ocurre… no paras de follarme y no puedo más… pero no es un tema físico. El peso de haberte decepcionado cae sobre ...