1. Mi semana de castidad cada mes


    Fecha: 07/09/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    ... que me acostumbre, ya que tienes una sorpresa para mí.
    
    Sé perfectamente lo que significa eso. Cuando me miras con esos ojos de vicio, significa que esa mente que me vuelve loco, está maquinando algo para divertirse, humillarme, y disfrutar los dos… y enseguida recuerdo una conversación con Olibert, un aspirante a juguete, que comentó lo que le gustaría follar contigo mientras yo participaba todo el rato con el dispositivo de castidad y mi pollita enjaulada. Decía que era un agravio comparativo que me humillaría mucho, y pienso que quizás hayas estado hablando con él y quieras llevarlo a cabo.
    
    Te miro con ese calor que sube por mi cuerpo cuando sé que otros hombres disfrutarán de tu cuerpo, mientras me dedicas todos y cada uno de los orgasmos que tienes en esos encuentros y recuerdo como nos besamos apasionadamente antes, durante y después de cada uno de esos momentos. Cuando otro juguete me está sodomizando, cuando estás follándotelo, cuando le estás haciendo una mamada y me animas a hacer lo mismo empujando mi boca hasta clavarme sus pollas en el fondo de mi garganta… o sencillamente cuando nos haces competir por comerte el coño, o después de correrte y limpiarte, me dices que te dé un beso. Estoy excitado y con ganas de ...
    ... volver a vivirlo.
    
    Sin esperar a tu permiso… te quito los zapatos de tacón y comienzo a lamer tus pies con devoción. Estoy excitado porque tengo ganas de sentir tu placer y mi humillación con otro hombre… y te das cuenta enseguida de que es así cuando sientes que meto tu pequeño pie hasta la campanilla, provocándome yo mismo arcadas de excitación.
    
    Escucho un mensaje claro:
    
    “Pedro, mi amor… no me calientes. No seas impaciente, que todo llega. Levántate y vete a preparar la cena. Tengo hambre y estoy cansada… voy a ducharme. Quiero la mesa lista y la comida servida dentro de 30 minutos exactamente. Tú comerás en el suelo, en el bol de metal. Deja al lado el bol para la bebida, pero no lo llenes con nada… yo lo haré por ti, cariño”
    
    Y sin decir más, te levantas con los tacones en la mano y desapareces del salón.
    
    Me doy cuenta de que soy la persona más feliz del planeta por poder ser tuyo y disfrutarte cada segundo de cada día, desde hace más de 7 meses. Sin que apenas salga un hilo de voz de mi garganta digo: ”Te quiero, mi amor”, y me dirijo a la cocina contoneando mis caderas al andar sobre mis tacones, con el culo dolorido y mi espalda notando como las marcas que tendré mañana, se rozan con mi vestido verde.
    
    Soy feliz. 
«12345»