1. Mi semana de castidad cada mes


    Fecha: 07/09/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    ... mí, y arranco a llorar. Al principio, apenas son mis ojos los que se humedecen… luego es un lloro sordo que no percibes, y finalmente notas como estoy moviendo la espalda al compás de mis lloros, y ves que cruzo mis dedos en la mano derecha”.
    
    Paras inmediatamente. Sales de mí, pero no te acercas. Me dejas sólo con mi dolor. Con mi culpa, y con la sensación de que me has roto en dos. Física y emocionalmente.
    
    Pasado un rato en el que te siento haciendo cosas por casa, te acercas y me quitas la mordaza. Después me dices que salga de la silla, cosa que hago como puedo. No me atrevo a mirarte a los ojos, porque estoy humillado y dolido por mi error, pero me miras, pones tu mano en mi barbilla y me dices:
    
    “Cariño, mírame. Te quiero. No te preocupes por tu egoísmo…me encanta que me desees, pero tengo un mal día. Vete a la ducha y luego te pones la ropa que te he dejado en la cama y los zapatos de tacón negros. Vuelve al salón, que quiero hablar contigo antes de que prepares la cena”
    
    Nos damos un beso precioso. Un beso de amor, como todos los besos que nos damos… un beso largo, pausado e intenso… y el aparato de castidad me recuerda que excitarse no es una buena idea. Te das cuenta y, agarrándome por el CB6000, me dices:
    
    “Mejor no te excites más, cariño… porque vas a estar enjaulado una temporada larga”
    
    Con esa mezcla de sentimientos que solo tú eres capaz de provocarme, subo a la ducha apesadumbrado y feliz del beso que acabamos de darnos. Me ducho un buen rato ...
    ... con el agua caliente cayendo sobre mi espalda, y después me visto. Has dejado un vestido verde, unas braguitas negras, unas medias de rejilla con liguero también negras. También hay un sujetador con un ridículo relleno y después de pintarme los labios como te gusta que haga siempre que me ordenas vestirme de mujer, me subo en los zapatos y bajo a por ti.
    
    Nada más verme me dices que estoy preciosa y vienes a darme otro beso. Te noto de mejor humor, e inmediatamente soy feliz. Completamente feliz. Me agarras del cuello y me das un beso. Nos decimos que nos queremos y otra vez me enciendo con tu beso, notando como mi pequeña polla intenta escapar del dispositivo de castidad. Te das cuenta y me dices que me siente en la alfombra, a tus pies. Adoro estar así cuando estamos en el salón viendo la tele, o muchas veces cuando estamos hablando. Me recuerda que estoy a tus pies, y eso me hace sentir muy especial.
    
    Acerco mi boca a tus pies pidiéndote permiso para lamerlos, pero me dices que no, y me explicas que hasta nueva orden, aquella va a ser nuestra nueva rutina.
    
    “Si yo tengo la regla, la tendremos los dos. Yo podré correrme sin penetración, pero tú no podrás hacerlo hasta que yo te lo diga”.
    
    Te pregunto por qué esta vez con dispositivo de castidad, si sabes que nunca me corro sin tu permiso… que llevamos más de 7 meses en los que todos y cada uno de mis orgasmos han sido tras una orden tuya, pero te ríes y me dices que puedo tomármelo como un entrenamiento… que es bueno ...