Doña Gadea
Fecha: 12/09/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos
... pero me encantó sentir sus manos y sus finos dedos apretar el nylon de mis pantys y casi clavarme las uñas para que no me cayese. Cuando por fin coloque la Lámpara en su sitio, esta se encendió directamente, me gire para bajar, Gadea vio mi tesoro perfectamente depilado bajo los pantys, se hizo el silencio, vi que se quedó mirándolo hacia arriba unos segundos, lo tenía a dos palmos de su cara pero ninguna dijo nada, yo no sabía cómo explicar ese silencio, si era de sorpresa, de disgusto, de admiración, de curiosidad. Se despidió de mí, le di las gracias y se fue a casa.
Yo, fui al baño rápidamente, no a masturbarme, sino a ver como estaba aquello por allí abajo. Tenía los pantys totalmente empapados del jugo de mi vagina. Al estar totalmente depilada enseguida mojaba lo que llevase puesto. Menudo panorama acababa de contemplar Doña Gadea.
Me había gustado mucho sentir sus manos en mis piernas, pero no me apetecía tocarme. Estuve un rato en la ventana de mi habitación viendo llover sobre los tejados. Recordé cuando Gadea decía que vivir allí era como vivir en un faro. El edificio era más alto que todos los que lo rodeaban y me gustaba ver aquel mar de tejas a mi alrededor, me calmaba. Estaba preocupada por haber podido ofender a mi vecina. No sabía cómo interpretar su reacción tras lo que había visto, quería creer que al día siguiente la normalidad volvería, pero no estaba segura. Poco a poco la luz casi ámbar de las farolas de la calle iba iluminando la cortina de agua ...
... que estaba cayendo y el viento iba arreciando más. Me metí en cama sin cenar dándole vueltas a la cuestión de hacia dónde iba mi vida. A lo lejos el megáfono de la policía local seguía incansable lanzando su mensaje de precaución.
Serían las once de la noche cuando me despertó el timbre de mi puerta. Salté de cama preocupada por si habría ocurrido algo, pero me di cuenta que solo podía ser mi vecina. Y así era.
- ¿Estás bien Gadea, necesitas algo?
-Tranquila, tranquila, no pasa nada. Estoy bien.
-Que susto. Estaba dormida.
-Lo siento Rosa, pero es que estoy muerta de miedo con este viento. Duerme conmigo por favor.
Me lo pidió en tono de súplica y amanerando su voz como si realmente estuviese muy asustada. Ella tenía tres habitaciones, pero una sola cama, la suya, la del niño solo tenía la cuna y la tercera habitación solo tenía trastos. Por lo tanto, cuando decía dormir con ella, era literalmente pasar la noche juntas en la misma cama. Por supuesto acepté si dudarlo. Yo dormía desnuda y solo me cubrí con el edredón para ir a abrir.
-Tranquilízate, dame diez minutos que busque algo para ponerme y voy.
-Es igual, no te preocupes vente por favor.
Cogí las llaves y crucé el descansillo ataviada con mi edredón. La veía realmente asustada. Le pregunté lo primero si el pequeño estaba bien y, el bendito dormía en su cuna hacía un rato. Fui al baño y entré en la habitación, Gadea había abierto el armario para que yo me pusiese lo que quisiera para dormir. ...