1. Doña Gadea


    Fecha: 12/09/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos

    ... trabajaba, me fui temprano y le di un inocente beso en los labios, pero ella abrió los ojos y reprobó mi acción con la mirada.
    
    Capítulo 8
    
    Esa tarde apenas pude hablar con ella cinco minutos porque tenía que ir de compras con mis padres y el día de Nochebuena y Navidad hube de pasarlo en la aldea. Sabía que ella estaría un día con sus suegros y otro con sus padres. Volví a verla el día veinticinco por la noche y enseguida comprendí que algo ocurría, llamé a su puerta y ella la abrió apenas un par de palmos, del modo que abriría a un vendedor de aspiradoras, dejando claro que no quería que entrase. Me dijo que su marido llegaba al día siguiente, su barco estaba averiado en Canarias y eso le permitía volar a Santiago y pasar un tiempo en casa.
    
    No se me ocurrió preguntar cuantos días iba a estar con ella ni nada por el estilo, solo quería volver a mi casa y llorar hasta el día siguiente. Y así fue.
    
    Por si no me sentía lo bastante mal, al día siguiente mientras desayunaba antes de irme a trabajar, llamó a mi puerta y me resultó muy violento escuchar de su boca, casi en tono amenazante, que lo mejor era que las dos olvidásemos todo lo sucedido y nunca hablásemos de ello con nadie. Yo no abrí la boca, asentí intimidada a todo lo que me decía y me fui a la agencia sintiéndome la persona más idiota del planeta. Intenté convencerme a mí misma de que me lo había pasado muy bien aquellas semanas y que el mundo estaba lleno de mujeres, pero en el fondo, a pesar de sus ...
    ... continuos desprecios, sabía que me iba a costar muchísimo superarlo.
    
    Intenté por todos los medios quitármela de la cabeza, acabé quedando con la chica de la frutería, en plan amigas, pero resultó un fiasco, lo que a mí me ponía de verdad era la faldita azul del uniforme y el modo en que me miraba mientras yo manoseaba pepinos y berenjenas. Vestida de calle perdía mucho y su tema de conversación favorito eran las telenovelas, realmente no estaba en mi onda.
    
    Mi actividad sexual se volvió esporádica, no conseguía hacerme una paja sin pensar en Gadea, sobre todo cuando me corría.
    
    La cortina de su cocina estaba siempre echada, tampoco quería verla, yo cerré la mía también. Tenía mucho cuidado de no coincidir con ellos en las escaleras, pero un día su marido entró en el portal tras de mí y no tuve más remedio que saludarlo. Era guapo, alto y corpulento. Me dolió pensar lo que haría cada noche con su mujer, que en sus brazos sería una muñequita, y lo difícil que sería competir con la polla que debía tener. Encima era educado, amable y agradable. Sabía muy poco de mí, pero me agradeció que le hubiese echado una mano de vez en cuando a Gadea con el niño. Era todo lo que ella le había contado. Se despidió de mí diciendo que solo le quedaban un par de días en casa y dándome las gracias de nuevo si no nos veíamos.
    
    Yo me alegré como una pánfila y estuve atontada el resto del día pensando que lo mío con su mujer se podía recuperar.
    
    Una mañana temprano oí un claxon en la calle, miré ...
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