1. Doña Gadea


    Fecha: 12/09/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos

    ... regresar vi a Gadea de nuevo sobre la mesa, temí que se cayese y no poder ni entrar a socorrerla. Me hacía gracia porque era evidente, por la postura que iba a poner un huevo. Me miraba fijamente y yo miraba su raja. Sin ayuda alguna de sus manos su rajita fue abriéndose poco a poco y de su coño fue saliendo el enorme huevo blanco. La madre que la parió, pensé. ¿Como ha hecho eso? Ha puesto el huevo. No hay ser humano en el mundo que no se hubiese corrido como lo hice yo. Ella se bajó de la mesa y lamia el huevo, que se veía lleno de la baba de su chocho, mientras observaba mi corrida
    
    Cuando me recuperé, la vi con las palmas de sus manos juntas pidiéndome que cruzase el rellano para estar juntas. Le pagué con su misma moneda. Leyó en mis labios un "no puede ser". Empezaba a enviciarme en el juego aquel de vernos de ventana a ventana y eso que me moría de ganas por comer su boca. Tenía veinte años y en mi vida había dado un beso con lengua a nadie. Estaba claro que ella no se daba por vencida. Vi como sacaba un vaso del armario y empezaba a ordeñar uno de sus pechos sobre él. Su leche salía a gran presión y golpeaba el fondo del vaso. Parte se iba fuera y caía sobre la mesa. Con el ordeño sus pezones aumentaron mucho de tamaño y parecían más oscuros. Yo miraba embobada. Pasó a ordeñar el otro pecho y enseguida llenó un tercio del vaso. La vi salir de la cocina y oí como abría su puerta y la cerraba en unos segundos. Comprendí que había dejado la leche sobre mi felpudo. La ...
    ... recogí, el vaso estaba templado, no era tan blanca como la leche de vaca. Me pregunté qué demonios quería que hiciese con ella, a mí me gustaría saborearla de sus pechos, pero no bebérmela de un vaso. Cuando regresé a la cocina vi a Doña Gadea lamiendo con una cara de viciosa que asustaba toda la leche que había salpicado la mesa mientras se ordeñaba. No me había fijado nunca en la sabrosa lengua que tenía, pero vista así, lamiendo con vicio la mesa parecía que no fuese a caber de vuelta en su boca.
    
    Me miraba de reojo y yo la recompense dándole un trajo al vaso. Estaba demasiado dulce. ¿Por qué me pongo tan cachonda si ni siquiera me gusta demasiado su sabor? Me pregunté si ella esperaba que me la bebiese toda, pero en cuanto vi que abría un botellín de cerveza, tiraba su contenido y se subía, esta vez a la encimera me olvidé de todo. Comenzó a masturbarse con la botella, estaba tan caliente que desde mi cocina podía ver que el vidrio salía totalmente embadurnado del jugo de su vagina. Yo daba sorbitos a la leche y ya me parecía un licor delicioso. Ella me hizo un gesto y obedecí untando mis dedos en su leche y llevándolos húmedos a mi almejita para que se mezclase con mi jugo. La veía mirando a su alrededor, buscaba algo más contundente para meterse, incluso yo podía ver que el botellín le estaba sabiendo a poco a aquel coño hambriento tras años de escasez. Le hice un gesto para que esperase. Cogí una enorme berenjena de mi nevera, la lave, sin que ella me viese, en agua ...
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