Doña Gadea
Fecha: 12/09/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos
... broma o en serio porque una vez que se soltó la melena se comportó toda la tarde como si fuese la primera vez que la dejaban salir sola de casa. La charcutera no estaba nada mal, era una mujer joven de formas rotundas y un culo que dejaba ver muy bien el pantalón blanco del uniforme, muy transparente, llevaba unas bragas que apenas conseguían cubrirlo.
A eso de las siete tuvimos que regresar, volvimos a besarnos en el parking, pero primero, nada más entrar en el coche, Gadea tuvo que subirse la falda y limpiarse el coño con un kleenex, habíamos estado en el baño hacía diez minutos, pero me confesó que lo que sentía conmigo no tenía nada que ver con lo que había experimentado con su marido o un par de novios que había tenido. Comenzamos una conversación que duró todo el viaje de vuelta y que hizo que se nos acabasen los pañuelos.
Le conté mis anécdotas con la chica del supermercado y lo mucho que me ponía la mujer de mi jefe, aunque era un putón, se deleitaba con mi descripción pormenorizada de aquellas mujeres. Me preguntaba si creía que tendrían el coño depilado o si también andarían sin bragas como nosotras.
A mitad de camino yo reclamé mi momento de gloria. Yo también quería saber.
-Y tú qué? No me digas que eras una santa y no mirabas a las mujeres hasta aquella noche de tormenta.
-Me da mucha vergüenza.
- ¿El qué, ser lesbiana?
- ¿Tú crees que lo soy?
-Ah, pero tienes dudas.
-Rosa, a mí me gusta mi marido. Pero también me muero de ganas de ...
... llegar a casa y, si me dejas, probar a saborear tu vagina, creo que me gustará. Vamos que lo estoy deseando. Aún me duele el estómago de la sensación del beso que me diste antes.
Con frases así y tardes tan bonitas como la que acababa de pasar mi carácter fue ablandándose y mi fuerza de voluntad para mantenerla a raya también.
-¿Nunca has saboreado ninguna, nunca has besado a otra mujer?
-Por supuesto que no. Pero reconozco que lo he deseado.
-Parece que te cuesta reconocerlo.
-No me cuesta reconocértelo a ti, me cuesta reconocérmelo a mí misma.
-Entonces eres bisexual, supongo. ¿Lo pasas bien con tu marido en cama?
-No como contigo.
Esta última frase la acompañó con una mirada rápida, mientras conducía, que me recorrió de abajo a arriba.
-Siempre que me masturbaba imaginándome a una mujer luego me sentía fatal. Supongo que será la educación que recibí. Cada vez que lo hacía me prometía que sería la última.
-¿Y en qué mujeres pensabas?
-Durante años, en una señora que venía a limpiar a casa. Cuando yo tenía veinte años ella tendría unos cuarenta. Siempre venía por las mañanas, yo intentaba estar en casa a esa hora.
-¿Es la señora que está cuidando al niño hoy?
-Si, es ella. Es agradable, quiero decir que siempre se ha portado muy bien conmigo. Es muy guapa, un poco gordita. En verano no podía soportar la tentación de espiarla, como en casa hacía bastante calor y siempre estábamos solas, solo se ponía una bata naranja de esas cruzadas que se ...