1. Doña Gadea


    Fecha: 12/09/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos

    ... sabe, la verdad es que no trata a nadie de mi familia como a mí, pero nunca lo sabré.
    
    -Cuéntame algo excitante que estoy a punto de correrme.
    
    -Vale, pero, no sé, no sé me ocurre nada.
    
    Reconozco que yo a mis veinte años era muy viciosa, bueno, lo sigo siendo. Le pregunté a Gadea, mientras me abría un poco más de piernas para frotármela mejor por su hermana, estábamos las dos muy calientes por la conversación y eso me salvó de que parase el coche y me dejase allí mismo. El caso es que negociamos y hubo algo de chantaje por mi parte y al final acabamos donde menos nos lo esperábamos las dos.
    
    Gadea acabó confesándome lo inconfesable y jurándome que era algo que nunca creyó que compartiría con nadie. El caso es que en esa misma época había tenido una experiencia que luego no había sido capaz de quitarse de la cabeza en mucho tiempo.
    
    -Un verano visitamos a unos tíos y mi hermana y yo compartimos habitación y cama. Dormíamos con camisón y un día por la mañana, muy temprano, ya entraba mucha luz por la ventana. Yo me desperté, pero no me apetecía levantarme aún, me erguí un poco sobre las almohadas, hacía muchísimo calor, y vi que mi hermana tenía el culo al aire y no llevaba bragas. Dormía profundamente y tenía su cara mirando hacia el otro lado. No pude evitar mirar, era el culo de mi hermana, pero no era capaz de darme la vuelta y seguir durmiendo. La muy guarra tenía el camisón todo arrugado en la cintura y, bueno, tú ya sabes cómo es ella ahora, pues hace diez ...
    ... años también tenía ese tipazo de mujer maciza, con mucha más cadera que yo.
    
    -Cuéntame que pasó por favor que estoy a punto.
    
    -Vale, pues el caso es que empecé a acariciarme el pubis, diciéndome que eso no era una paja, pero luego empecé a ponerme el dedo sobre el clítoris y pasarme la yema del dedo sobre los labios del coño y a mojarlo en la entrada y no podía parar ni de tocarme ni de comerme su culo con los ojos. Ella estaba en una postura, tumbada sobre su pecho y con una pierna un poco flexionada, que era algo bonito de ver, la verdad su culo estaba precioso, yo tenía veinte y ella veintitrés, en lo mejor de la vida, era como un cuadro, y me excitaba muchísimo la marca del bikini. Tenía las nalgas muy morenas porque usaba un bikini bastante escaso y de repente ver la raja de su culo blanca como la leche, ese contraste creo que fue lo que me hipnotizó. Varias veces me di la vuelta e intenté pensar en otra cosa, pero volvía a mirar y estaban también los muslos, super bronceados y, bueno, al final me corrí en silencio mientras ella dormía a mi lado. Me moría de vergüenza y a los diez minutos repetí.
    
    -Es que te corriste dos veces?
    
    -Dos veces esa mañana, pero se me quedó esa imagen grabada y luego, pues... tu misma, tarde años en dejar de pensar...
    
    Mi vecina me mostraba generosa sus piernas mientras conducía y yo me corrí sobrepasada por el morbo que aquella mujer me producía, ya no me importaban todos los malos momentos que me había hecho pasar, estaba dispuesta a ...
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