1. La vida es un carrusel (capítulo dieciséis)


    Fecha: 19/09/2024, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos

    ... que le has cogido el gusto a esto! - me dijo dándome un sonado beso.
    
    - Bueno, lo paso bien… - fue mi respuesta porque en realidad sabía a qué se refería.
    
    - ¡Mira, que no te de pena, yo también me doy mi vuelta por aquí! - me dijo a modo de confesión. - ¡A los dos nos gusta esto! ¡Claro a ti dar culo y yo a dar pinga!
    
    Yo le conté algo de lo que había pasado y de que al menos, me mantenía algo alejado de aquel torbellino en que me había metido con Coque. Aunque eso sí, Ramiro me recomendó hablar con él porque la gente hablando se entendía. Al rato dejamos de hablar porque Ramiro se fue con un ligue, yo estuve un rato hablando, después me fui a hablar con Juanca porque me aburría allí.
    
    - ¡Oye, vete al último cuarto que te están esperando! - me dijo el dueño de la casa que había ido a buscarme. - Son gente especial, así que ya sabes…
    
    - ¿Son? Es decir…
    
    - ¡Sí, sí, son dos tipos que vienen por aquí a veces!
    
    Allá fui, cuando entré en la cama estaba uno de ellos, grande y corpulento, moreno con barba y rapada la cabeza. Fumaba un puro recién encendido. El otro estaba en el baño, de espalda lo vi, era muy blanco, de pelo rojizo, se volvió para saludarme.
    
    - ¡Come here! - me dijo el rapado apartando la toalla que le cubría la pinga.
    
    Me quité la ropa mirando cómo se excitaba poco a poco. Me subí a la cama y me incliné sobre él acariciando su pinga dura.
    
    - ¡Suck my dick!
    
    Era comprensible lo que me pedía y yo lo complací al momento. Gimió cuando engullí la ...
    ... cabezota de su pinga. En ese momento sentí que el otro me acariciaba las nalgas con su pinga. Con una mano la toqué, era gorda, muy gorda. Mientras yo le mamaba al barbudo, el otro me lamía el culo y metía sus dedos. Al rato, un buen rato largo, se tumbó en la cama para que yo le mamara también, el de la barba me dio un condón para que se lo pusiera. Era un condón de color negro, él mismo se echó lubricante y se puso detrás de mí para clavarme la pinga sin consideración.
    
    Gemí bajo aquella embestida brutal. Mira que había singado yo, pero aquella clavada de repente me dejó como muerto y sin aire. Él ni se dio por enterado o quizá viendo mi sufrimiento, se excitó más, porque empezó a singarme con bastante fuerza. El otro me puso en la boca su pinga para que se la mamara, me costaba trabajo por lo gruesa y solo podía chupar la cabeza. El otro exclamaba a veces “good ass” y seguía. Al rato sacó su pinga y tiró el condón a un lado, se acostó para que yo me ocupara de su pinga mientras el otro ocupaba el sitio. Por suerte ya estaba bien dilatado mi ojete y no sentí mucho. Cuando cambiamos de pose, me di cuenta que me estaba singando sin condón. Al ver mi cara de desagrado me dijo.
    
    - Condón no sirve, condón chico.
    
    Quise huir al ver su intención de seguir singando sin condón. Pero el de la barba empezó a decirme “relax, relax”, mientras me sujetaba para que el otro pudiera singarme. Después me tumbaron en la cama para singarme los dos por turno, se turnaban entre sí. No niego ...
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