Y si se puede, ¿por qué no?
Fecha: 23/09/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
Decidimos disfrutar nuestras vacaciones en Estados Unidos. El lugar seleccionado fue La Florida. Ya habíamos estado allí antes, propiamente en Miami, pero, debido a la época del año, junio, en baja temporada, quisimos explorar lugares diferentes. Las veces anteriores nos habíamos concentrado en visitar la ciudad y los alrededores, al sur, así que esta vez queríamos explorar el norte. Habíamos escuchado de una playa nudista legal, localizada en ese sector, así que, con ese objetivo en mente, elegimos alojarnos cerca a ese lugar y descubrir otras playas y otras atracciones.
La información que nos dieron, la verdad, no nos animaba mucho, pero el solo morbo por conocer el lugar justificó nuestra decisión. Nos dijeron que había una comunidad LGTBI que frecuentaba esas playas, que era un sitio donde se practicaba el nudismo con mucho respeto y que era muy visitada. Sin más datos. Y mirando aquí y allá, comparando precios y demás, finalmente seleccionamos un hotel que quedara cerca a la “Halouver Nude Beach” y, pensamos que, estando allí, si aquello no era de nuestro gusto, podríamos rentar un vehículo para desplazarnos y visitar otros lugares.
El Newport Beach Side Hotel & Resort, entonces, sería nuestra sede, y desde allí estaríamos en capacidad de viajar al centro de Miami y sus alrededores. Se nos decía que la playa quedaba a unos 8 kilómetros del hotel y que podríamos llegar a la ciudad, tomando la autopista, en unos cuarenta minutos. No íbamos a estar tan lejos, así ...
... que incluimos el alquiler del carro en nuestro presupuesto. La idea era descansar de la rutina laboral, disfrutar de lo que nos ofreciera el lugar y cambiar de ambiente.
Cuando llegamos al lugar pudimos comprobar que el sitio contaba con lo necesario para pasar los días bastante entretenidos. Las habitaciones, los restaurantes, los salones de reuniones, las cafeterías, las facilidades para practicar deportes, el gimnasio, las zonas húmedas y demás eran apropiadas para el propósito de descansar. Desde la habitación que nos asignaron había una excelente vista del mar, las playas y una gran piscina anexa a ellas.
El hotel no estaba ocupado al máximo de su capacidad, pero se veía bastante movimiento y considerábamos que tendríamos la oportunidad de conocer otras personas e interactuar en diferentes circunstancias. Y así fue. La primera noche, en el restaurante, vimos que los comensales, en su mayor parte, eran parejas, de edades similares a la nuestra. Y yo, entonces, queriendo empezar a trabajar el tema de las relaciones, pues me atreví a dirigirme a otra pareja y proponerles que cenáramos juntos. Ellos, para nuestra sorpresa, aceptaron. Y, continuando con el propósito, nos situamos en una mesa para compartir juntos la cena.
En esa primera aproximación la conversación giró en torno a conocernos mutuamente; lo usual. ¿De dónde son, qué hacen, cuál es el propósito de su visita? En fin. En parte conversábamos para pasar el tiempo, tener excusa para beber algunos tragos de ...