1. Y si se puede, ¿por qué no?


    Fecha: 23/09/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... iba a desaprovechar, así que empezó a bombear dentro de mi mujer con gran vigor. Mi mujer también empujaba, contrarrestando sus movimientos.
    
    Pasado un rato él dijo ya, levantándose y acercando su pene al rostro de mí esposa, quien abrió su boca, esperando la descarga. El eyaculó dentro de su boca y ella esperó a recibir toda la descarga, después de lo cual tragó su semen, apretó sus testículos con su mano y chupó de nuevo su miembro dejándolo limpio. Al final, por si aquello no hubiera sido poco, atrajo aquel hombre hacia sí, de manera que él tuvo que recostarse sobre ella, para besarlo apasionadamente. Y así se quedaron un rato, contorsionado sus cuerpos, uno contra el otro, mientras desfogaban el calor del momento. Nunca había visto eso antes y, de verdad, me excitó presenciar la escena.
    
    ¿De dónde habrá sacado ella la idea de hacer tal cosa? Nunca lo había permitido, incluso con hombres más guapos y dotados que este. Pero, en fin, como ella misma dice muchas veces: son cosas de mujeres. Después, charlando entre los tres para ...
    ... relajarnos y pasar la página, me enteré que él le había confesado telefónicamente que esa era una de sus fantasías por cumplir y que mi adorada esposa se había mostrado dispuesta a complacerlo. Y todo había transcurrido mientras yo estaba cenando. Después de aquello la velada continuó en tono amistoso. Los dos permanecieron desnudos mientras nos consumíamos la botella de vodka que había dispuesto para el evento.
    
    Pero no pasó nada más. Mi esposa había desfogado todos sus deseos sexuales con dos hombres, en menos de 24 horas. La situación, como ella dijo, de mucha estimulación visual, le había disparado el apetito. Joel se vistió y muy educadamente se despidió. El día siguiente lo dedicamos a pasear por los alrededores. Vimos a la esposa de nuestra pareja amiga, con quien compartimos mesa la primera vez, otra vez acompañada por su semental negro. Su marido, al vernos, nos giñaba el ojo. Por lo visto, la esposa de aquel también estaba disfrutando de sus aventuras sexuales. Y a lo mejor también se preguntaría. Y si se puede, ¿por qué no? 
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