1. Y si se puede, ¿por qué no?


    Fecha: 23/09/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... sentamos en el balcón a tomarnos un vino, mirar hacia abajo la gente que todavía rondaba por ahí y conversar sobre lo acontecido. Bueno ¿y qué pasó esta noche? Pregunté. Hubo mucho estímulo visual, creo yo, respondió ella. Esos tipos del show me encantaron. ¿Y por qué no tomaste la iniciativa con alguno de ellos? Me dio pena con Joel. No sé, pero no me pareció adecuado que estando tú y él ahí, yo hubiese armado fiesta con otras personas. Pero es que esos tipos, nada que ver con él y yo, argumenté. Pues sí, ¿no? Contestó ella. Cosas de mujeres. Y, hablando de otras cosas, finalmente decidimos irnos a dormir.
    
    Al día siguiente omitimos el desayuno y bajamos tarde a almorzar. Nos sorprendió ver en la mesa de al lado a Juan, el muchacho que horas antes había follado a mi mujer, acompañado de una joven y esbelta dama. Laura y yo nos miramos extrañados. ¿Qué habría pasado la noche anterior entre ellos dos, acaso? ¿cómo es que el tipo no estaba acompañado de esa dama en la discoteca? Los observábamos y veíamos que conversaban y se comportaban normalmente. No había indicios de disgusto o desavenencias si es que, como pensábamos, aquellos eran pareja. El joven, para acabar de completar, fue indiferente con nosotros, como si jamás en su vida nos hubiéramos visto. En fin, le comenté a mi esposa, quién sabe en qué clase de fechoría estamos metidos todos.
    
    En la tarde, como habíamos acordado, fuimos nuevamente a visitar la playa nudista. En dos días regresaríamos a nuestro país, así ...
    ... que teníamos que sacar el mayor provecho de nuestra estadía. Hicimos un recorrido y no vimos a Joel por ahí. Alquilamos una sombrilla y embadurnamos nuestros cuerpos desnudos con aceite bronceador para evitar quemaduras, pero el día estaba más bien opaco, no había mucho sol y la protección parecía exagerada. Pero, era mejor prevenir y así, procedimos a dormitar bajo la brisa y la tibieza del ambiente. Joel, por alguna razón, no apareció. Estuvimos allí hasta pasadas las 6 pm y regresamos al hotel.
    
    Al llegar a nuestra habitación, me adelanté a entrar al baño, ducharme y vestirme para ir a cenar. Cuando salí le dije a mi esposa, me adelanto, te espero en el comedor. Bueno, dijo ella, pero tal vez me demore un rato mientras me quito todo este aceite de encima. Yo me duché, me apliqué bastante jabón espumoso y quedé limpio. De todos modos, me repasé con ese jabón como tres veces, le dije. Me siento fresco y limpio. Bueno, allá te espero. Bajé al comedor, cené y me quedé esperando, porque Laura nunca bajó. Un camarero llegó hasta la mesa y me comunicó que ella había decidido cenar en la habitación. Que allá me esperaba. Y, la verdad, pensé que había cambiado de parecer por aquello del baño, quitarse la arena, remover el aceite, volverse a vestir y arreglarse para cenar. Y tal vez prefería quedarse en la habitación a descansar.
    
    Cuando ella abrió la puerta de la habitación, quedé un tanto sorprendido. Estaba vestida con un baby doll semitransparente, un diminuto panti y medias ...
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