Y si se puede, ¿por qué no?
Fecha: 23/09/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... hacia el pecho de mi mujer.
Ella estaba disfrutando de lo lindo. Su rostro se veía congestionado, enrojecido y emitía continuos uff, uff, uff, en medio de la faena con aquel hombre. Pero no se cambiaba por nadie. Con sus manos le agarraba sus nalgas y lo atraía hacía si. Ambos estaban encantados. Y más aquel, creería yo. Porque estaba seguro que aquella velada se había arreglado con nuestra llegada a la discoteca del hotel. ¡Quién lo iba a pensar! La intensidad de aquel encuentro era mucho más que excitante. Yo no paraba de hacerles fotografías y grabar uno que otro videíto, porque, aunque aquello es repetitivo, las actitudes de mi mujer son siempre diferentes.
El muchacho sacó su pene, acostándose a un costado de mí mujer. Y ella, entonces, sin mediar palabras, se montó sobre él, de inmediato, manipulando su miembro para insertárselo en su vagina a toda prisa. Como para no perder la intensidad del momento. Una vez lo tuvo adentro, tomó sus manos y levantando los brazos del macho, empezó a mover sus caderas desenfrenadamente, adelante, atrás, a los lados, en círculos. Parecía no tener control sobre sí misma. En otras palabras, estaba enloquecida con las sensaciones que aquel le prodigaba. Ayyy, ayyy, ayyy, empezó a vociferar. ¡Te siento rico! ¡Te siento rico! ¡Te siento rico! Repetía una y otra vez, hasta que con un sonoro Uiiichhh, pareció alcanzar su mayor orgasmo.
Recostó su cuerpo sobre el de aquel muchacho. Y así, como estaban, dormitaron un rato, ...
... recuperándose del esfuerzo. Luego ella, muy atenta a satisfacer las necesidades de su hombre, le preguntó si ya había llegado. El joven le respondió que había faltado un tris para que llegaran juntos. Entonces, mi considerada dama, lo alentó a que lo volvieran a hacer, porque no quería dejarlo a medias. Y, diciendo y haciendo, se colocó en posición de perrito. Ante eso, yo, nuevamente, le alcancé otro condón y más aceite lubricante. Y él, con mucha habilidad, otra vez estuvo listo y accedió a mi mujer por detrás, empujando con mucho vigor. Tomó a mi mujer de la cabellera y la halaba hacia sí mientras le penetraba con más y más fuerza.
En esa posición aprovechó para acariciar el cuerpo de mi mujer como quiso, especialmente sus senos. Lo cierto es que unos minutos después cesó la faena. Retiró su miembro, quedándose un rato ahí, detrás de mí mujer, quien, volteándose a mirarle, le preguntó ¿ya llegaste? Si, respondió aquel. Muchas gracias. He disfrutado de una noche muy agradable gracias a ustedes. Deseo que disfruten su estadía y espero que nos volvamos a ver. Bueno, sí, dijo mi mujer, estaremos rondando por aquí. Voy a asearme un poco, vestirme y los dejo descansar, manifestó. Tranquilo, dije, está bien. El muchacho entró al baño y al rato, ya vestido, se despidió de nosotros. Que la terminen de pasar bien.
A que se refirió con aquello, no tuve la menor idea. Quizá pensó que después de eso, Laura y yo íbamos a seguir en acción. La verdad, después de tanto ajetreo, fue que nos ...