1. La cazadora (1)


    Fecha: 23/09/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: JuanBarrios90, Fuente: CuentoRelatos

    ... percibí un poco de duda de su parte. Cuando lo fue bajando con cuidado, por entre sus piernas pude ver que en la parte interna del pantalón tenía un arma. De nuevo un pequeño escalofrío recorre mi cuerpo. Él agarró el pantalón y lo puso en la silla y el arma en el cajón como si nada. ¿Será por trabajar acá que debe tener eso para seguridad? ¿O será cierto lo que le dijo Javier a Rebeca, de que este cabrón anda en trabajos sucios? Mejor tendré cuidado con este tipo, no vaya a ser que sea más peligroso de lo que yo crea.
    
    —Tú sigue chupando perrita —dijo dándome nuevamente una palmadita un poco más fuerte en la mejilla—, que lo haces divino.
    
    Continué en mi faena. De vez en cuando buscaba meter su miembro casi completo en mi boca, eso le sacaba algunos gemidos a él. Esto, combinado con los movimientos de mi mano sobre su falo y las caricias que de vez en cuando recibían sus bolas. Decidí aumentar la velocidad para hacerlo venir, una vez que comience a controlar cuando se corre el resto será fácil para mí. Pero a pesar de que para mí hice bastante, esta vez el cabrón este se controló y no soltó nada más que un poco de pre-semen.
    
    —Sabes Jenny —dijo mirándome con una sonrisa sospechosa—, estás de rodillas, con el vestido subido, chupándola, pero te falta algo para que seas completamente mi perrita.
    
    Sin dejar de chupar lo miré frunciendo el ceño. En eso veo que comienza a estirar su mano como alcanzando algo, abre el cajón del escritorio y comienza a sacar una cadena ...
    ... de un metro y medio con una agarradera de cuero unida al final mediante una argolla con una correa también de cuero. Sí, como las que usan los perros.
    
    De nuevo pasó por mi cuerpo un escalofrío. Qué se traerá ente manos este cabrón con este invento.
    
    —Con esto serás mi perrita completamente —dijo tensando la cadena frente a mi cara y dibujando en la suya la sonrisa más perversa que he visto—, y es mejor que no protestes, porque de lo contrario no habrá ningún trato y tú y tus amiguitas se tendrán que ir a hacer la fiesta en una plaza. Sigue chupando que yo me encargo.
    
    Todavía con su verga en la boca tragué grueso. Esto ya se me está saliendo un poco de las manos. No puedo dejar que vaya tanto más allá. Por esta vez no diré nada, pero no puedo permitirle mucho a este tipo.
    
    En eso quitó la cadena un momento, abrió el collar, lo puso alrededor de mi cuello, apretó la correa hasta que estuvo justa, colocó la hebilla para dejarlo fijo en esa medida, se aseguró de que la argolla estuviera hacia el frente de mi cuello y volvió a colocar la cadena. Todo esto lo hizo con una expresión de felicidad en la cara como nunca se la había visto. Él estaba disfrutando cada segundo.
    
    —Listo, ya eres mi perrita —y volviendo a ponerse completamente de pie agregó—, ¿qué te parece empoderada?
    
    —Vete a la verga Héctor —dije apretando un poco su pene—, vete a la verga.
    
    —¿Qué dijiste? —con una mano me dio otra palmada en la mejilla y con la otra hizo la señal de no, usando su dedo ...