Una joven predicando llamó a mi puerta
Fecha: 29/09/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos
... cunnilingus de sus sueños. Tendría que conformarse con que el clítoris de la señora fuera quien se deslizara por su húmedo pero inmóvil órgano muscular, que solo obtendría como premio un delicioso sabor a orgasmo que hacía palpitar de emoción a sus papilas gustativas…
¡Ding dong!
–¡Maldita sea, otra interrupción! Voy a tener que desconectar el timbre.
Y al abrir la puerta y ver a la joven predicadora allí plantada me sobrevinieron imágenes del sueño de la noche anterior.
En el interior de mi garganta la nuez y sus anexos musculares hicieron las gestiones necesarias para ayudarme a tragar saliva.
–Espero que no te imagines nada raro. Solo he venido porque perdí mi pañuelo favorito en la visita que te hice ayer.
Me giré para echar un vistazo por el salón y enseguida lo localicé.
–Ah sí, perdona, parece que se te quedó enganchado en la silla donde estuviste sentada y… –Dije mientras me disponía a girarme para ir hacia aquel apreciado trozo de tela y devolvérsela.
–No te preocupes, si me dejas pasar yo misma lo cogeré.
Pensé que aquella tarde parecía incluso más enfadada que la anterior y simplemente le dio asco que lo tocara.
–Claro, adelante, si, discúlpame.
La joven entró y cerró la puerta tras de sí, lo que me resultó extraño. Luego me sobrepasó y se acercó con decisión para sacar el pañuelo semitransparente de su enredo con un tirón que hizo a la silla que lo retenía tambalearse y me miró con las mejillas enrojecidas.
–Me dijiste que ...
... había cerrojo en tu habitación, ¿verdad? –Me espetó de repente.
–S… Si. Se cierra por dentro.
–Y no hay cámaras ni nada raro, ¿vedad? –Siguió preguntando con desconfianza.
–¿Para qué iba a tener cámaras en mi dormitorio? –Respondí arqueando una ceja.
–¡Tú sabrás!
–A no ser que las instalara la CIA, diría que las únicas cámaras que hay en este cuchitril son las de nuestros teléfonos y la del portátil. que por cierto está tapada con cinta. –Quise tranquilizarla mostrándole el dispositivo con una tira roja en la parte superior.
–Vale, perdona, es que estoy muy nerviosa y no me puedo creer que me lo haya estado pensando.
–Bueno… En primer lugar, siéntete tranquila. Y en segundo lugar, si que tengo que decirte que tenemos que poner unos límites. Obviamente no puedes venir sin avisar, las veces que te apetezca y a cualquier hora. Quizás necesite la casa para mí o no me venga bien en ese momento. –Marqué mi posición con rotundidad.
–No te preocupes, será solo hoy.
–¿Cómo, ahora?
–¿No puedes?
Mire el cursor parpadeando en la pantalla. Estaba claro que no iba a terminar el relato tampoco ese día.
–No es que tenga ningún compromiso ineludible pero...
La chica se echó hacia atrás su brillante cabello rubio y lo sujetó entre sus dedos como si se fuera a hacer una coleta, pero suspirando con cierto agobio al mismo tiempo.
–Es que es la situación… Desde que leí eso… y… desde que dijiste que podía venir aquí y dejarme llevar… Me siento… Uff. Te juro que ...