1. Una joven predicando llamó a mi puerta


    Fecha: 29/09/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos

    ... en su rostro, enseñándome los dientes mientras se frotaba y jadeaba.
    
    Por mi parte me tomé un segundo para sacar un condón de la caja que tenía en uno de los cajones de la mesita y me lo guardé en el bolsillo por si lo pudiera necesitar. Luego me incliné, le sujete las manos, deteniendo su frenética masturbación al límite del orgasmo y la bese abriéndome camino dentro de su boca con mi lengua.
    
    –¿Qué te parece si te ayudo a alargarlo y lo hacemos más interesante?
    
    –Si, por favor… –Consiguió pronunciar sin que su cuerpo dejara de temblar.
    
    Cerró las piernas y apretó los muslos al ver que detenía sus manos. Era incapaz de contener su necesidad de explotar. Por eso la tumbé en la cama y me puse con las rodillas entre sus piernas impidiendo que las cerrara y le sujeté las manos por encima de la cabeza un momento. Finalmente se fue calmando y respirando más lentamente. Y fue cuando empecé a comerme sus tetas de forma ansiosa, mientras se revolvía entre las sábanas tratando de soltarse.
    
    –Uff ¡fóllame o hazme un dedo, joder, pero no pares ahora, por Dios!
    
    Y empecé a masajear su clítoris con mis dedos, de manera que de nuevo empezó a acelerarse y revolverse intentando bajar las manos o apretar los mulos.
    
    –¡Si, así, no pares! ¡Me corro, vamos! ¡No pares!
    
    Pero paré. Y abrí el envoltorio del condón con los dientes sin soltarle las muñecas, tratando de colocármelo con una mano. Sin embargo, como no pude, se me ocurrió alcanzar su prenda favorita: Aquel vaporoso ...
    ... pañuelo sedoso y semitransparente que pude usar para atarle con cuidado las manos al cabecero de la cama.
    
    Le gustó la idea a pesar de que seguía con el ansia de correrse inmediatamente.
    
    Mientras lamia su cuerpo me coloque el preservativo.
    
    –¡Joder¡ Si, por favor, fóllame, métemela. Te juro que no puedo más, me estas matando de gusto.
    
    Pero mientras la empujaba hasta el fondo y contemplaba como arqueaba la espalda cuando la llenaba entera, le susurré al oído que no iba a dejar que terminara hasta que no la hubiera visto disfrutar un buen rato.
    
    Y así fue, unas cuantas embestidas fuertes, haciendo que su cuerpo se agitara deliciosamente, y asegurándome de que justo al borde del orgasmo nos deteníamos y tomábamos aire para empezar de nuevo.
    
    Helena estaba algo rellenita, pero muy bien proporcionada, y admito que me estaba encantando hacerlo en esa postura en la que yo estaba de rodillas entre sus piernas, levantando un poco su trasero y clavándosela toda mientras veía sus carnes agitarse con cada acometida.
    
    –Haz conmigo lo que quieras, no aguanto… –Dijo cuando recuperaba de nuevo el aliento.
    
    Y eso pensaba hacer, sabiendo que la tenía tan caliente que no iba a perder excitación y podía mantenerla un poco más al filo del orgasmo.
    
    Le di la vuelta y la coloqué a cuatro patas para abordarla desde atrás y dejarle disfrutar de cómo mi glande se abría camino de nuevo entre los labios de su sexo y llegaba hasta el fondo, con una colisión de mi pubis y su trasero que se ...