Madre enamorada (6)
Fecha: 01/10/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: starone, Fuente: CuentoRelatos
... hasta que nuestras respiraciones dejaron de ser pura agitación. Saque el arnés del interior de mi hija, estaba algo manchado de sangre y heces. Fuimos al baño y nos dimos una ducha, aseamos los juguetes y preparamos un desayuno nutritivo. Teníamos apetito.
-Gracias mamá.
-¡Gracias por qué?, cielo.
-Por tu paciencia conmigo, ya sabes, mis celos, mis cosas. Y por el rato tan rico que me has regalado hace unos instantes.
-Gracias a ti cariño. Por tu prueba de amor, sé que te dolió mucho.
-Y me sigue doliendo Helena, casi no puedo sentarme. -Dijo Belén con gesto de fastidio.
Me acerqué a ella y bese sus labios a la vez que mese su lindo cabello.
-Pronto notarás el alivio del analgésico que tomaste.
-Eso espero. Por cierto, mamá, quería regalarte algo que compre en la ciudad. He esperado a que me desvirgases, quería que fuese especial.
Fue a la habitación y trajo una cajita roja de madera forrada en terciopelo rojo. Me la entregó y la abrí con la curiosidad propia de tiempos de infancia.
-Guau cielo, ¿y esto?
La caja contenía dos alianzas de oro, propias de una pareja que va a casarse.
-Quiero que me pongas la alianza en mi mano, y luego yo a ti.
Tomé su mano y le coloqué el anillo, después ella hizo lo mismo conmigo.
-Ahora somos esposa y esposa Helena. ¿Aceptas?
-Acepto tesoro.
Belén reposó su mano en mi cuello y me besó apasionadamente, haciendo que su lengua y la mía fuesen una sola.
-Ahora debo ir a la ciudad mi amor. Quiero ...
... hacerte un regalo que se te hará especial ilusión.- Dijo Belén sonriente y enamorada.
-Volveré lo antes posible, ¿Sí?
-Muy bien cielo, me tienes en ascuas. Quiero saber cuál es mi regalo, ¡uf! -Respondí risueña y mimosa.
-Es algo hermoso, que deseas, y ahora que somos esposa y esposa ya no me da miedo que suceda. -Contestó mientras se alejaba por el pasillo.
Tras limpiar y adecentar la cocina después del desayuno, me dirigí a mi estudio a pintar. Quería acabar un paisaje marino que tenía algo abandonado últimamente y dado mi estado emocional, me sentía con fuerzas de finalizarlo.
Habían transcurrido dos horas desde que mi esposa se fuese a la ciudad. Se me habían pasado volando. Mi paisaje avanzaba y tomaba forma, empezaba a tener vida propia, a adquirir forma y color, perspectiva y belleza. Me sentía feliz, estaba recobrando mi amor por pintar. El día no podía ya ser mejor… o ¿Sí?
De pronto sonó el claxon de un auto, era Belén que me avisaba de su llegada. Esbocé una sonrisa de adolescente enamorada, dejé los pinceles bien lubricados y me dispuse a bajar a recibirla con un beso. Bajé las escaleras despacio, como a mí me gustaba, sentía que era más elegante, más de dama, como yo siempre quería sentirme. Una dama, y ahora una dama casada.
-¡Helena ya estoy en casa! ¿Puedes venir un momento, por favor? - Exclamó Belén desde la puerta principal.
-¡Ya va tesoro!- Respondí mientras mis ojos se volvían ojipláticos al comprobar que mi hija venía acompañada. ...