El bosque de limoneros
Fecha: 04/10/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Lima, Fuente: CuentoRelatos
... quiero mucho, todo lo contrario que a Vanessa, su hermana, nada que ver con María. Vanessa es una tirana, no respeta a nada ni a nadie, es todo lo pija que se puede ser, a sus veintiún años hace y deshace a su antojo. El verano que pasamos las dos familias juntas estuvo todo el tiempo de mal humor, tratándonos a todos de paletos, incluidos sus padres. Un pequeño pueblo no le parecía acorde con lo que ella merece después de negarse a continuar estudiando y rechazar varios trabajos en un país donde la mitad de los jóvenes no consiguen uno.
Aparte de viciosa soy hipócrita, en el fondo se lo perdono todo, Vanessa es todavía más exhibicionista que su madre, ella va más allá de usar siempre minifaldas con las que es imposible sentarse sin ensenarlo todo, hace lo que ya casi ninguna chica joven hace hoy día, topless. Benditas tetas, son de esas que se caen hacia el cielo, que flotan y parecen rellenas de algodón de azúcar porque sin ser grandes, como las de su hermana, siempre están moviéndose. Nunca la he visto con sujetador, siempre van juguetonas bajo la ropa. La he visto salir de la ducha y tiene el coño casi depilado del todo y un culo perfecto, de modelo de pasarela. Normalmente no me gustan ese tipo de chicas, las prefiero como su hermana o su madre, pero hay algo en su…, no sé si llamarlo maldad, no es para tanto, digamos absurda superioridad de niñata mal criada que me pone y mucho.
Recordé que su propia madre a veces, cuando estamos las dos solas se refiere a ella ...
... medio en broma medio en serio como “la zorrita”. Me puse más cachonda todavía con esa tontería e hice aparecer a Bea a mi lado, apretadas las dos en mi tumbona besándonos mientras veíamos como mi Pablo y el chico del super se follaban de pie a la zorrita frente a nosotras. Vanessa, en brazos de Pablo, abrazada a su pecho, empalada por la verga de mi hijo que con su casi metro noventa la sujetaba sin ningún problema para que el chico del super se la metiera por el culo, dejé que gozara con aquellos dos quilos de polla entrando y saliendo de ella, su madre y yo la mirábamos con deseo y un poco de envidia, nos besábamos mientras María comenzaba a besarnos las rodillas a su madre y a mí. Mi cabeza volaba, Pablo y su amigo estrujando entre sus pechos a Vanesa y matándola de placer, haciéndola gemir y chillar, el sonido de sus pollas abriéndose paso hasta el fondo de su chocho y su culo retumbaba en mi cerebro, ese sonido inconfundible, acuático, carne contra carne, que se produce cuando estamos bien lubricadas.
María no se conformaba con besar nuestros muslos e iba a por jalea, yo no sabía que me producía más placer, sí que se comiese el mío o el de su madre y la zorrita no podía ya más y pedía socorro. Vane se había corrido ya varias veces y aquellas dos pollas incansables no acababan de descargar para que pudiese descansar. Bea habló y me cogió de la mano para que juntas fuésemos a socorrerla. ¿Como describiría la cara y el pelo de Vanessa? Pues muy parecida a estas chicas que ...