El bosque de limoneros
Fecha: 04/10/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Lima, Fuente: CuentoRelatos
... hay ahora que parecen estandarizadas en las redes sociales, ya teñida de rubio a su edad y siempre con algo de maquillaje. Es guapa, eso sin duda, y siempre lleva unas gafitas redondas para darse cierto aire intelectual. Sobre esas gafitas y esa cara rocié yo una meada interminable, mientras Bea recogía su melena para que yo orinase a placer, la empapé toda, arrodillada debajo de mí, luego fue su propia madre la que se preparó para hacer lo mismo mientras Pablo y su amigo esperaban pacientemente. Volví a mi tumbona para recrearme en la escena y que María continuase comiéndose mi coño y yo ver cómo Bea, que llevaba uno de sus vestiditos, se lo levantaba de espaldas a mí y contoneaba el culo para bajarse el tanga y mostrarme aquellas dos enormes nalgas con la parte superior blanca como la leche que yo adoraba. La luz de la luna brillaba y hacia parecer oro líquido aquella meada interminable sobre su zorrita que disfrutaba arrodillada y ponía su boca para saborearla. Tras recorrer su pecho y su vientre caía al suelo precisamente desde su coño, como si fuese ella la que se estaba meando. Madre e hija se dieron un morreo, las veía felices, relajadas, sonrientes. No hice esperar más a las dos pollas, pobrecitos. Como el telón cae al final de una función una cortina de espesa leche cubrió su rostro. Vane se quitó las gafas cubiertas de semen para poder ver aquellas dos maravillas, vi en los músculos de su cuello que una buena cantidad pasaba a través de su garganta, pero Vanessa ...
... todavía se metió las dos a la vez en la boca y apretó los huevos de los dos machos para ver si salía algo más.
Mi alucinación, mi locura, me tenía tan entretenida que creo que apenas pase de acariciarme pechos, caderas y coño y darme algún golpecito en el clítoris. El huevo seguía vibrando dentro de mí, me ponía cachondísima, pero con él solo no me correría. Cuando sí que no pude más fue cuando María y Vanessa comenzaron a quitarle el vestido a su madre, se quedaron las tres desnudas bajo la luna, a Bea la apretaron entre las dos, la abrazaron una por delante y otra por detrás, las veía de pie, frente a mí, tan reales, Bea cerraba los ojos y se morreaba con María, Vanessa le besaba la nuca y abrazaba sus tetas por detrás. Era un morreo de garganta, sus lenguas entraban y salían, parecía una felación. Ponían boca de pez para que la lengua penetrase suavemente y se la comían la una a la otra como si fuese un glande. Bea y María se arrodillaron y comenzaron a besar las rodillas de su madre, luego los muslos y luego…
Se me cayó encima la Vía Láctea, me corrí como nunca antes en mi vida, nos corrimos las dos, Bea destrozada por aquellas dos bocas insaciables que se apoderaron de ella, yo extasiada porque acababa de descubrir que tenía un órgano sexual todavía mejor que mi culo, mi coño, mis rodillas, mi cara con gafas de sol, mis tetas, los pliegues que se forman en mi espalda…
Mientras mis tetas se van cayendo con los años mi cerebro está en su mejor momento, cuando la ...