El bosque de limoneros
Fecha: 04/10/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Lima, Fuente: CuentoRelatos
... todo.
Mediaba un abismo entre la mujer que era el sábado y la que nada más quedarse sola esa tarde, corría a disfrutar de aquellos videos a sesenta pulgadas. El cansancio se apodero de mí tras varios orgasmos y dormí como un tronco toda la noche.
Al día siguiente me fui a trabajar llena de ilusión, me desperté con un mensaje de Bea que prometía visitarme una semana en septiembre. Por la tarde nada más llegar a casa saqué una foto de la tele nueva y se la envié a Pablo, me respondió con un gif de un acróbata dando una voltereta, mi hijo no es de mucho hablar, eso sí, me pidió una foto de la trasera del televisor para ver el modelo y consultar sus características en internet.
Mas tarde por fin me escribió algo cuando le llegó una foto de la pantalla con el canal de futbol puesto. Era algo que su padre siempre le había dicho que tendría cuando pudiese pagárselo de su bolsillo. Se lo merecía, tiene un gran corazón y estudia mucho, es un chaval que nunca nos ha dado ningún problema. Si acaso, lo que le gustan las mujeres, y sobre todo las de treinta. Quiero decir que aparte de su prima María, que es de su edad y sé que le gusta, sé que anduvo detrás de la hija del panadero cuando esta ya estaba a punto de casarse y él no era más que un mequetrefe. Ella le quita más de diez años y él no se dio por vencido hasta casi el día de la boda. Lo que sí está claro, viendo a la panadera, a María y… bueno, a mí y alguna otra más, es que no le gustan precisamente escuálidas. Cuando ...
... vamos a la ciudad y le pillo mirando a alguna siempre es de las nuestras, como la botella clásica de cocacola.
No viene al caso explicarlo ahora, pero siempre quisimos tener una pequeña piscina en el jardín y no pudo ser por culpa del capullo de mi ex. Dudé si esperar a sorprenderle en septiembre o enviarle una foto a Pablo. Tengo un bikini que compré hace un siglo para ponérmelo para mi exmarido. El pobre hombre lo bautizo como “el bikini de furcia”. No sin dificultades, con varios libros en el alfeizar de la ventana de la cocina, justo al lado de la piscina, pude colocar el móvil y quitarme una foto de pie dentro del agua. Nada más verla comprendí que no podía enviarle eso a mi hijo. No he hablado mucho de mis tetas porque estoy en una época muy anal. Ya he dicho que gasto mucha talla de sujetador. Las tengo grandes y anchas, de esas que vista de espaldas sobresalen por los lados. Hubo una época que me moría por ellas, me las cuidaba como si fuesen de oro, crema para arriba crema para abajo todo el día. Siguen poniéndome muy perra pero lo que más me gusta son los pliegues que me hacen en la espalda por su peso, tres preciosas olas a cada lado. Hasta verme inmortalizada por el director de cine que tengo en casa es la única parte de mi cuerpo que ya cuando llegaron las cámaras digitales me encantaba ver en fotos. Para el resto ya tengo mis espejos. No es que tenga mucho vicio con internet, pero cuando veo alguna chica con ellas grandes suelen tener los pezones muy pequeños. ...