El bosque de limoneros
Fecha: 04/10/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Lima, Fuente: CuentoRelatos
... del mundo para que yo fuese su musa, su diosa, la protagonista de sus videos. Me veía posando para él, paseando con solo un tanga amarillo por el salón, rodeada de focos, untada en aceite. Mi autocensura me hacía desear una de esas máquinas con una polla de silicona para que me follase por delante y por detrás frente a su cámara, pero en el fondo sabía que antes o después desearía fuesen sus veinte centímetros los que se acomodasen bien hasta el fondo de mis entrañas.
Serían ya casi las once y media de la noche cuando lancé la piedra y escondí la mano. Le envié a Pablo la dichosa fotito de la piscina. Allá iba su madre, viajando a la velocidad de la luz a estrellarse contra el móvil de su hijo, con su melena rubia y sus gafas de sol azul espejo, sus cantaros decorados por dos triángulos de tela azul cielo, con sus protuberancias en el centro, las enormes areolas asomando…
En menos de diez segundos tenía respuesta en mi móvil, ¡y nada de emoticonos!
-Genial, una piscina para ti y una novia modelo para mí.
El muy zalamero me arranco una sonrisa. El simple hecho de no escribir modo abreviatura ya me emocionó. Me quedé pensando como una tonta, ¿tenía que contestar o no?, de repente me pregunté si ya estaría en su habitación. ¿Y si había abierto la foto con su padre o sus abuelos delante? ¡Horror!
Intenté calmarme y no meter la pata. Bloqueé el móvil y me puse a mirarlo, pasmada, sin saber que hacer.
¡Que caray es mi hijo! Ahora no me iba a quedar con la duda. ...
... Le pregunto y listo.
-Cariño, estas solo ya en cama?
Su respuesta fue un alivio y días atrás me hubiese reído de su contestación y lo habría mandado a la porra, pero sabiendo lo que sabía…
-Estoy en cama pero solo no. Tengo aquí a la rubia conmigo.
Claro que estaba en cama y probablemente tan caliente como su madre. Me acordé que volvían esa tarde de tres días de pesca y acampada, él, su padre y su abuelo, y claro, tras tres días sin hacerse una paja por falta de intimidad estaría como un mandril en celo cuando le llegó mi foto. Además, le ponía en bandeja la parte de mi anatomía que aún no había disfrutado.
No contesté, no sabía que escribirle, además odio lo del whatsapp, lo encuentro superlento y absurdo.
Dejé el móvil y asumí que mi hijo se estaba haciendo una paja con la novedad de mis tetazas, me daba ya todo igual, es más, me gustaba, me las apreté y me las llevé a la boca. Me chupé los pezones violentamente, como si fuesen de látex, como seguro que en su imaginación me los estaba chupando él. ¿Cómo me imaginaria? Pagaría por saberlo. ¿Me follaría en sus pajas? ¿Por delante, por detrás? ¿Habría heredado de mí el vicio y se correría imaginando mearse sobre mi cara? ¿Se atrevería a llenarme la boca de leche?
Una notificación me dio un susto y al ver en miniatura lo que me había enviado maldecí cien veces a su madre.
No sé ni como se hace eso, pero me devolvió mi propia foto retocada, sin bikini y unos pezones al aire. Se había dado cuenta de que no ...