El bosque de limoneros
Fecha: 04/10/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Lima, Fuente: CuentoRelatos
... tema de la masturbación. No sabría decir cuál de los dos sacó el tema, supongo que fui yo. Tardamos tres minutos en empezar a fantasear con lo genial que sería hacerse una paja allí mismo sobre la toalla y la arena y otros tres en perder la vergüenza y echar a suertes cuál de las dos lo haría primero. Aun hoy no se ni como aquello ocurrió.
Bea se irguió para vigilar, yo me quité la parte de arriba del bikini y desaté el lazo derecho de la parte de abajo. Abrí las piernas y hundí mis pies en la arena, totalmente depilada y con el coño abierto no pude ocultar lo que toda una tarde de playa había ido acumulando en mi coño. Bea me agarró la mano derecha y con una botella de agua me quitó toda la arena de mis dedos y me animó a disfrutar. Rojas las dos como tomates metí mis dedos entre la gelatina, giré mi cabeza hacia la izquierda para poder ver las piernas de Bea, me di cuenta de lo mucho que se parece su piel a la arena de la playa, no podía ver más allá de sus rodillas, pero daba igual, no intenté extenderme, sucumbí enseguida a la excitación de toda una tarde con ella, a lo novedoso de hacerme una paja en la playa y por supuesto al hecho de que otra mujer me estuviese observando. Me corrí estrujando con mi mano izquierda uno de sus tobillos y retorciéndome de placer sobre la arena mientras fantaseaba ya con ver a Bea hacer lo que había hecho yo.
Bea ya estaba en topless desde que los demás se habían ido. No tiene los dos cántaros que gasto yo, ella se atreve a hacerlo ...
... a veces, yo no. Sus pechos son medianos, muy bonitos, su cuerpo es más bien delgado salvo sus muslos y su culo, me ha confesado muchas veces que le gustan, no tiene complejo alguno. Me había excitado muchísimo correrme a sus pies, pero verla a ella retirar el pareo, ya sin la parte de abajo del bikini me puso la piel de gallina. Se masturbó un buen rato, tuvo que hacer un alto y cubrirse mientras pasaba alguien, Bea solo estaba completamente depilada en el pubis y las ingles, el coño parecía no haber sido depilado en un par de semanas. Estaba blanquito.
No había más de metro y medio de arena entre las dos rocas que nos cobijaban, Bea seguía jugando con su coño y se acariciaba un pecho. Sólo abrió la boca para decir que podría seguir así horas y horas. La que tenía prisa era yo, llevaba toda la tarde sin mear y ya no podía más. Me puse a su lado en cuclillas, aparté el bikini con mi mano izquierda y el sonido de mi orina llamó su atención. Bea giró su cabeza y a cincuenta centímetros de sus ojos vio mi coño, brillante aún, con su entrada cegada de gelatina y un río de flujo escurriendo hacia mi ano. Respiró profundo, sorprendida, me excitaron tanto sus ojos saltando de mi coño a mis muslos, me pareció que se fijaba en mi ojete también y en lo bien depilada que tengo esa zona. Miraba al charco que se iba formando entre mis pies. Estiró su mano y, como había hecho yo, agarró mi tobillo y se corrió sin permitirme abandonar mi postura, comiéndose mi coño con sus ojos, siguiendo ...