Mis adoradas mujeres
Fecha: 12/10/2024,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: WadeHolden, Fuente: CuentoRelatos
... encontraron droga en su torrente sanguíneo, que demostraba que la habían “preparado” para el abuso posterior.
Mamá soportó el dolor con mucha fortaleza, de cara a tranquilizar a su hija, pero papá estuvo a punto de sufrir un ataque. Quería matar al responsable de haber perjudicado a la niña de sus ojos. No me dijeron nada, me mantuvieron en la total ignorancia, hasta que, días después, un buen amigo me llamó al exterior y me comentó que en mi casa había pasado algo desagradable, no sabía qué. Llamé a papá y no me dijo nada, trató de engañarme, por aquello de permitirme terminar mi curso, para lo que me faltaban solo tres meses. Otro día llamé buscando hablar con mamá, sin que papá estuviera y ella sí logró engañarme, diciéndome que papá andaba nervioso por unos exámenes médicos que al final arrojaron buenos resultados. Que por eso me había parecido extraño, pero que me quedara tranquilo. Pero a mi Rosi nunca la encontré. Luego supe que me rehuía.
Al culminar con éxito mi curso, me tomé una semana de distracción y descanso en una playa del Caribe con una condiscípula del curso y luego regresé a mi casa, con mi familia.
Al llegar a casa, encontré a Rosi inusualmente descompuesta, un poco gordita por el abdomen y me miró con tristeza… Mi mundo se me vino abajo. Me contaron todo y no podía creerlo, un maldito había abusado de mi hermanita y la había preñado. Y posiblemente era un conocido, un amigo nuestro, mío o de ella. La abracé con todo el cariño que podía darle ...
... y le dije que contara con mi total apoyo. Ella no quería abortar, no por asuntos religiosos, no. Ella creía que la vida era un derecho divino de los seres, una mujer no debía disponer de ese derecho, aun cuando hubiese nacido de un hecho tan abominable. Y mis padres y yo la respaldamos. Durante días me culpé por haberme ido a estudiar fuera, por no haber estado con ella esa noche; de haber sido así, tal vez no le hubiera pasado nada. Mamá tuvo que sacudirme duro, para que reaccionara y dejara de pensar en los “tal vez” y los “si yo hubiera”.
Alguien le había arrancado la alegría a mi niña, mi hermanita consentida, a la luz de nuestro hogar. Si lograba averiguar quién había sido, lo pagaría caro. No me consideraba capaz de matar a nadie, pero…
Pasaron los meses, su gestación fue amable, sin mayores malestares y en estado de total atención y cariño por parte de todos, hasta de ilusión por su futuro. Y nació Camila, una criaturita tan hermosa como su madre, digna hija suya. Y la recibimos como se merecía. Rosi era nuestra princesa, así que su hija Camila sería nuestra princesita. De inmediato me convertí en su padre postizo, desde el principio de sus días. Mamá fue su madrina y papá y yo sus padrinos de bautizo.
Seguían pasando los años, Rosi se recuperaba gracias a nuestro cariño y atenciones, su hija crecía en un excelente ambiente y cuando yo había cumplido ya los 30 años, conocí a una chica especial, de esas que solo se presentan una vez en tu vida y si no te das ...