Se le marcaba mucho la entrepierna…
Fecha: 21/10/2024,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... bombear con profundidad en el cuerpo de mi mujer, que, extasiada ante tanto placer, no dejaba de gemir y gemir con cada embestida de su macho.
El, por su propia iniciativa, sacó su miembro, instruyó a mi mujer para que se colocara de nuevo de espaldas y, maniobrándola a ella, levantó sus piernas, doblándoselas sobre su pecho, embistiéndola nuevamente para que su pene fuera bien profundo dentro de ella. Mi esposa, nuevamente, casi sin interrupción, empezó a gemir de nuevo. Era evidente que la profunda penetración del pene de aquel macho le producía un placer inmenso. Antonio bombeo y bombero hasta que ella alcanzó un nuevo orgasmo. Sus gritos, esta vez, fueron más ruidosos y sonoros. El hombre siguió bombeando, aunque ella ya estaba experimentando las consecuencias de su orgasmo.
El volvió retirarse, derramando su semen sobre la cama, mientras ella continuaba agitada, disfrutando de las sensaciones que le dejó su orgasmo, sin dejar de gemir, ya un poco menos agitada que al principio. Su vulva se veía contraída y palpitante. Antonio, ...
... rendido por su faena, se retiró al baño mientras ella, tendida en la cama, seguía complacida recuperándose de su fenomenal orgasmo. Aquello había sido toda una espléndida faena.
Ya, recuperados, y como al principio, sin mediar palabra, cada uno se fue vistiendo por su lado. El propósito se había cumplido. Ella y él se habían disfrutado mutuamente. Mi esposa pudo comprobar que su intuición iba en la vía correcta y que aquello que se marcaba en el pantalón de Antonio, sin duda alguna, no solo le despertó curiosidad, sino que le proporcionó el mayor de los placeres en los últimos días. Esta ha sido una culiada inmejorable. Y ella, sin duda, lo disfrutó mucho.
Después de aquello, ella y él se despidieron normalmente, un tanto distantes, porque al fin y al cabo aquello había sido un encuentro sexual, donde nada diferente al disfrute de los orgasmos importaba. Y quien iba a pensar que la sola idea del placer que podía generar el bulto, que se le marcaba a aquel hombre en la entrepierna, fuera a desembocar en esta aventura. Al final, todos felices…