1. ¿Puedes atenderme?


    Fecha: 26/10/2024, Categorías: Hetero Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    ... ricos saltos que me apachurraban los huevos–. También he disfrutado, esa es la palabra, un par de falos pequeños, pero de grosor normal o un poco mayor. El chiste es cómo te penetran y lo mueven, además de que pertenecían a sendos caballeros que sí saben cómo se trata a una mujer con la boca y las manos… Con la boca incluyo las palabras, no sólo mover la lengua y chupar todo.
    
    Cuando ella decía lo anterior, yo mamaba deliciosamente y mis manos acariciaban su espalda y nalgas. “¡Así…!”, gritó manifestando el placer de un orgasmo que me dejó literalmente bañado el pubis y los huevos. Me acostó y se montó en mi cara friccionando su vagina en mi rostro, viniéndose otra vez.
    
    Cuando volvió de su letargo, se sirvió más alcohol y prendió otro porro de mariguana. Aproveché para preguntarle sobre las virtudes de sus primeros amantes y qué me dijera cómo había sucumbido a ellos haciendo un lado a su marido, particularmente, “Qué tiene cada uno de ellos que no tuviese Cornelio”.
    
    –Carlos es más alto que tú –me dijo, pero en realidad se lo decía a su exesposo–. Toca y canta muy bien. Entre palo y palo, me dice poesía o me canta románticamente.
    
    Describió, más que diferencias físicas, los contrastes de carácter. “¡Me hace sentir que soy más que una mujer!”, concluyó, para describir después, en las últimas fumadas, y entre palabras incoherentes a Guillermo.
    
    –La verga de Guillermo es un poco más grande que la tuya –dijo dándome unos jalones en el miembro–, en ella probé por ...
    ... primera vez el semen mientras hacíamos un 69 que, muy caliente, le exigí al estarme viniendo con sus chupadas–. Quedé atada a ese falo y él a mi vagina que chorrea cuando escucho su voz susurrarme en el oído lo que le gusta de esta mujer, tan suya, y lo complementa entre besos y caricias.
    
    Se carcajeó al decir “¡Pero es un pendejo, no me quiso estrenar por el culo cuando se lo pedí!”, luego cambió su actitud y me dio una cachetada poniéndose a llorar al terminar de decir “¡Ni tú tampoco ese día!”
    
    –¿Por qué querías que yo te cogiera así? –pregunté en mi papel de Cornelio.
    
    –¡Porque yo quería sentir eso y Guillermo no lo hizo!, pero tú sí me metiste la lengua en el ano cuando en un 69 me limpiaste los restos del semen de Guillermo que yo traía en la panocha y sus alrededores. Te amo, mi amor… –dijo y se quedó dormida con su cara en mi regazo.
    
    Más tarde, cuando ya se había despertado, me dijo que tanto Carlos y Guillermo, como los demás, no la sedujeron, ella fue quien los sedujo “con esto”, me dijo, levantando entre sus manos las chiches que le colgaban y se las mamé. Nos fuimos a la cama porque ya era tarde. Mientras yo destendía las colchas para meternos entre las sábanas ella entró al baño y, sin cerrar la puerta, orinó una gran cantidad de líquido.
    
    –Voy a caer como regla en la cama –me advirtió mientras se secaba la raja con papel higiénico–, pero puedes hacerme lo que quieras, si te dan ganas…
    
    Efectivamente, quedó catatónica al acostarse. Yo me puse a ...
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