Entregada al jefe de mi marido
Fecha: 29/10/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Ya no nos separamos esa noche. Bueno, la verdad es que ya no nos volvimos a separar nunca más —concluyó mi marido el relato de cómo nos conocimos.
—Y claro, supongo que te la follarías esa misma noche —comentó de forma soez, Don Ramón.
—Me la acabé follando en el coche, una hora después. Bueno… mejor dicho me folló ella a mí. Olivia es mucha Olivia. Luego volvimos al Pub a tomar otra copa. La muy puta me echó el mejor polvo, que hasta ese momento me habían echado en la vida.
—Tiene pinta de ello, —expresó Don Ramón riéndose.
—¿De puta? —preguntó mi marido
Don Ramón estalló en una larga carcajada antes de responder la frase tan directa de mi marido
—No, no me refería a eso. Quería decir que tiene pinta de ser una mujer muy ardiente, que no me extraña que te regalara el mejor polvo de tu vida.
—Es que cuando está cachonda se pone muy perra. ¿Verdad cariño? —Me preguntó sin dejar de sobarme.
—¡Guau! —Dije yo imitando el ladrido de un can.
Los tres estallamos en ese momento en una gran carcajada.
Abrí los ojos un instante, Entonces me di cuenta de que mi marido me había levantado tanto la falda, que mostraba como si fuera un trofeo, de forma clara el color de mis bragas. Volví a cerrar los ojos, dejándome llevar, atenta a las palabras y a las caricias sobre mis muslos, de mi marido.
Escuchar hablar así de mí a Enrique, me encanta. Sé que para muchas mujeres les pude parecer humillante aguantar algo así. En mi caso, reconozco que me excita mucho ...
... cuando mi esposo emplea ese tipo de vocabulario soez y ordinario, con otro hombre.
Es demasiado complejo de explicar, pero hay algo dentro de mi cerebro, que hace que me excite tremendamente, cuando en determinados momentos alguien hace comentarios obscenos sobre mí
Recuerdo la primera vez que sentí algo parecido. No era más que una cría, fue cuando comencé a sentirme atraída por los hombres maduros. Este se llamaba Carlos, y era socio y uno de los mejores amigos de mi padre. Carlos estaba casado y tenía una hija de mí misma edad. Además, era un hombre sumamente atractivo.
Carlos me llevaba a un apartamento que tenía en el centro de la ciudad y que usaba de picadero. Yo sabía que no era la única amante que él tenía, pero lejos de molestarme que anduviera con otras mujeres, me incitaba a follármelo cada vez mejor.
Carlos, era el hombre más educado y cordial que he conocido. Todo un caballero de novela rosa. Pero en la cama se transformaba.
En aquella época, yo estaba terminando el instituto. Recuerdo lo contenta que me ponía cuando él iba a recogerme al salir de clase. Me trataba como a una princesita. Sin embargo, una vez que cerraba la puerta del apartamento, Carlos sufría como una especie de transformación, que me recordaba a la novela Robert Louis Stevenson, “El extraño caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde.”
Carlos pasaba de ser ese hombre tierno, educado y cortes, que se desvivía por complacer a una mujer, y se convertía en una especie de déspota.
Me ...