Infiel por mi culpa. Puta por obligación (22)
Fecha: 29/10/2024,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... bebemos, mirándonos sin decirnos nada más. Mariana con el azul de sus ojos completamente aguados, y en los míos toda la lluvia de mis desgracias, anegándolos. Sincronizados buscamos aliento y soporte en un nuevo cigarrillo. Ella con sus blancos y yo con mis rubios. Después de encenderlos, cada quien con su encendedor, mi esposa aun afligida continua con su historia… ¿De cobardía o de valor?
—Y aquí estamos, ya sabes que decidí hacer, por necedad o por amor, según como lo quieras ver. Pero no fue fácil para mí, te lo juro.
—Luego del almuerzo nos sentamos en el bar del hotel, El profesor con un Manhattan, Eduardo con su acostumbrado Jack Daniel’s y yo, con un Bloody Mary servido, me alejo de ellos buscando el tocador. No me demoro pues no hice nada en el baño, solo buscaba un espacio libre, para escribirte un mensaje que me diera valor. ¡Recuerda que te amo! Y regresé junto a ellos.
—Acercándome, me detengo unos metros antes para observarlos. Hablan de la compra de la casa. Eduardo le expone los beneficios, el profesor los inconvenientes económicos. No son insalvables si utiliza los ahorros que le lleva administrando por años a su mujer, le debe de estar diciendo Eduardo. Duda y se toma a dos manos la cabeza sin decidirse a firmar el contrato expuesto antes sus ojos sobre la mesa.
—Falta un pequeño empujón, un incentivo que haga añicos su resistencia. Eduardo se le acerca un poco y le habla algo al oído, pero mirándome. Escuchándolo con atención, el profesor ...
... igualmente me observa con detenimiento. Está nervioso y preocupado. Algo están murmurando o negociando, y entonces Eduardo con el movimiento de su dedo índice reclama mi presencia. Me siento, desplazando antes mi silla al costado del profesor, y tomo mi coctel inclinándome un poco hacía él, dejándole observar por instantes lo que se podrá encontrar debajo de la tela del vestido, con la amplía abertura que se forma indisciplinadamente en mi escote.
—Meli, aquí el profesor está un poco indeciso en cerrar el trato. Le he comentado que estas dispuesta a lo que sea con tal de hacernos felices a todos. —Comenta con un tono de fingida preocupación, Eduardo.
—No me sorprendo ante ese ¡Lo que sea! Pues advertida ya estaba. Asentí con el leve movimiento de mi cabeza y le dije al profesor muy cerca de su oreja, algo así…
—Estoy segura de que a su esposa le va a agradar vivir allí, y sus hijos quedaran encantados. No va a sacrificar mucho si ella lo desea tanto. Obviamente para mí y la constructora, será un placer atender sus requerimientos si decide firmar este contrato. —Sí, cielo. También delante de Eduardo, como obligada se lo prometí, le hablé al profesor no solo de aquella venta de la casa, sino del alquiler de mi cuerpo.
—Y… En últimas para darle mayor seguridad y confianza, yo… Yo le tomé su mano izquierda y… Melosa le dije...
—Ven, vamos a subir a tu habitación y allí podrás tomar la decisión con mayor tranquilidad.
Sin ron para beber, paso saliva y le doy otra ...